Continuamos con la comparativa:
Prueba nº3: Pasamos a distancias ahora más largas, unos 3 metros hasta el sujeto, en exterior. Como antes, primero he mantenido la distancia al sujeto:
f1.2 56_0 - Misma distancia by
Alejandro Castellanos, en Flickr
f2.0 50 vs 56 - Misma distancia by
Alejandro Castellanos, en Flickr
f2.8 50 vs 56 - Misma distancia by
Alejandro Castellanos, en Flickr
f4 50 vs 56 - Misma distancia by
Alejandro Castellanos, en Flickr
A
f/1.2, el 56 vuelve a mostrar lo bien que aísla al sujeto del fondo. A estas distancias, la profundidad de campo es más controlable (unos 14 cm), por lo que podremos usarlo en retratos de cuerpo entero donde busquemos un desenfoque extremo. En estos casos, para la altura media de una persona, nos tendremos que ir a unos 6-8 metros de distancia de enfoque, algo a tener en cuenta dependiendo del espacio disponible. A
f/2 el 56 hace valer sus 6mm extra y de nuevo se aprecia la diferencia en compresión de planos y la suavidad del desenfoque. A
f/4 sí que parecen igualarse ambos en desenfoque y nitidez, aunque sigo notando, de manera subjetiva, más contraste en el 50.
Prueba nº4: Larga distancia, manteniendo un encuadre similar:
f1.2 56_0 - Mismo encuadre by
Alejandro Castellanos, en Flickr
f2.0 50 vs 56 - Mismo encuadre by
Alejandro Castellanos, en Flickr
f2.8 50 vs 56 - Mismo encuadre by
Alejandro Castellanos, en Flickr
f4 50 vs 56 - Mismo encuadre by
Alejandro Castellanos, en Flickr
Como es obvio, para mantener el encuadre he tenido que alejarme con el 56, aunque solo un par de pasos. A
f/1.2, el 56 aísla perfectamente el sujeto con un desenfoque suave. A
f/2, viendo los coches del fondo, notamos la diferencia en la compresión de los planos, aunque no tan exagerada como en distancias más cortas. El desenfoque es ligeramente más suave en el 56, pero parece que cuando igualamos los encuadres, la diferencia de focal se ve compensada por la distancia sensor-sujeto, y el resultado es más similar entre ambos que en la prueba anterior. A
f/4, en mi opinión, prácticamente se igualan la nitidez y desenfoque, manteniendo la diferencia en la compresión de planos.
Aunque todavía me queda probarlos en varias sesiones de retrato más, mi conclusión como aficionado (para un profesional es otra historia, ya que las necesidades son distintas) es que el 50 es un magnífico objetivo de retrato si se quiere un equipo compacto y ligero, y quizá sea una focal algo más polivalente que el 56. Ambos son muy nítidos, aunque he notado un extra de nitidez en ambos al usarlos con flash en condiciones de estudio, frente a fotografías solo con luz ambiental. Si con el 50 queremos mantener la misma distancia de enfoque que con el 56 (por ejemplo, porque no queremos meternos demasiado encima del sujeto), notaremos una variación en el encuadre que puede hacernos recortar algo y perder resolución total, menor compresión de planos y la necesidad de trabajar casi a la máxima apertura si queremos un buen desenfoque, y aún así no será tan suave como el del 56 con el mismo diafragma. Pero basta acercarse un poco para, manteniendo así el encuadre, lograr una compresión y desenfoque similares, sin penalizar demasiado la distorsión de los rostros. En sesiones con primeros planos no he tenido ningún problema en este sentido, con encuadres similares a los que venía haciendo con el 56. La necesidad de acercamiento al sujeto tampoco ha sido tan grande como para que suponga un problema de invasión de su espacio personal (si con el 56 trabajamos a 2 metros para un primer plano, estamos hablando de acercanos con el 50 aproximadamente 15 cm).
En resumen, enfrentamos un objetivo ligero, compacto, sellado, silencioso y rápido enfocando, frente a otro con una calidad óptica excepcional, una mayor compresión de planos, menor distorsión y más capacidad para aislar sujetos y trabajar con condiciones de luz escasa. Todo depende del peso de cada uno de estos factores, junto al precio, en la “balanza de prioridades” de cada fotógrafo.