Fotografía de bodas y la serie X de Fujifilm.

Javier Piñeiro es fotógrafo de bodas.

Va para un par de años que tengo la Fuji X100. Es una cámara que, desde que la ví, me enamoró por completo. Su diseño retro, sus líneas puras, sencillas, pero desbordando elegancia, me cautivaron al momento. Soñaba con ella, hasta que un día, volví a ser niño y volví a creer en los reyes magos, cuando me la trajeron.

Fotografía de boda por Javier Piñeiro

Todavía recuerdo cómo me latía el corazón cuando tenía la caja entre mis manos y estaba a punto de abrirla… Una vez la tuve en mis manos, supe que aquella cámara y yo, íbamos a ser muy buenos amigos. Inseparables amigos, diría yo.

Cada semana que pasaba estaba deseando que llegara el fin de semana y tenerlo libre de trabajo, para poder salir a disfrutar de ella. Es verla ahí, quieta, y sentir que tienes que cogerla y echarte a la calle a hacer fotos.

Multitud de cosas se han dicho, y escrito, sobre ella. Hay desde los más fervientes defensores, hasta los más acérrimos detractores. Pero bueno, con todas las cosas de la vida para eso, ¿no es cierto? Los humanos somos una especie que tenemos la extraña “virtud” de ver como opuesto algo único… Así que, olvidándome de todo eso, decidí que sería yo mismo, foto tras foto, quien la juzgaría y quien opinaría, sin dejarme influenciar por nadie más.

Al principio, he de reconocer que había cosas, como su lentitud e imprecisión en el enfoque, que me exasperaban en determinadas ocasiones. Esto, junto a lo novato que yo era en usar una cámara como ésta, me hizo perder más de una y de dos fotos. Bueno, pensaba, es el precio que hay que pagar, y hay que saber suplirlo y compensarlo de otra manera. Y no me preocupé más.

Posteriormente y, poco a poco, con las sucesivas actualizaciones de firmware, esta pequeñaja fue haciéndose mayor, y la inexperiencia fue convirtiéndose en una seguridad y en una manera de trabajar lo suficientemente sólidas como para confiar plenamente en ella.

En todo este tiempo, incluso cuando sus defectos eran aún muy evidentes, nunca jamás la dejé en casa abandonada. Nunca la olvidé. Cada vez que la miraba sabía por qué me había enamorado. Creo recordar que fue el conocido fotógrafo norteamericano Zack Arias quien dijo que tenía algo que la hacía diferente a todas las demás, y es que esa cámara, señores, tenía alma. ¡¡Qué sabia manera de describir lo que aquella cámara provocaba en mi!!

Fotografía de boda por Javier Piñeiro

Empecé usándola para mi ámbito de ocio, no para mi trabajo. En los pocos fines de semana libres que tengo al año (soy fotógrafo de bodas y eso me ocupa casi todos los del año), cogía mi X100 y me iba a recorrer las calles de mi pueblo, de alguna ciudad o incluso a caminar por la montaña o junto al mar. Esto me hizo aprender que, si sabes cómo pedírselo, esta cámara sabe cómo dártelo todo.

Hasta que un día me dije: vamos a darle caña. Y me la llevé al trabajo. Empecé por llevarla a alguna preboda, o a alguna postboda, y siempre con mis réflex en la mochila, para simultanear su uso. Pero había algo que se repetía sesión tras sesión. Y es que, cada vez que me la llevaba a una pre o postboda, casi no usaba las réflex. Así dejé de llevar las dos réflex y pasé a llevar sólo una, con un 135mm. De ese modo, tenía una focal de 35 y una de 135, y con eso podía hacer cuanto quisiera. Al final, era la misma combinación que usaba con mis dos réflex en las bodas: en una un 35 y en la otra el 135. Ya había dejado atrás la etapa de los zoom y de ir cargado con todos los trastos y al final usar siempre lo mismo.

Y así, sesión tras sesión, terminé por darme cuenta de otra cosa. A pesar de llevar ya sólo una réflex y la X100, a la réflex casi no le daba la luz del día, apenas salía de la bolsa. La Fuji me estaba mandando un claro mensaje…

Y de ahí, pasé a llevarla a las bodas, y a ponerla a prueba de verdad. Al fin y al cabo, en una preboda o una postboda puedes repetir la toma las veces que sea necesario, ya que estás a eso y no hay presión ni prisas de ningún tipo. Pero en las bodas… Ahí el cuento era muy diferente… No podía fallar, o perdería fotos muy valiosas. Y me pagan por capturar momentos, no por perderlos.

Fotografía de boda por Javier Piñeiro

Y así fue como esta pequeña joya empezó a hacerse también habitual en mi trabajo. La uso sobre todo en los preparativos de los novios (casa del novio y casa de la novia), algo en la iglesia, junto con una réflex con el 135 o el 85mm y en los exteriores, durante la sesión que se les hace a los novios. Todo eso, además de las ya citadas pre y postbodas. Y a día de hoy, no me arrepiento de llevarla.

Eso sí, debemos de ser muy conscientes de lo que nos puede dar y de lo que le podemos pedir. Igual que no la usaríamos para hacer fotografía de aves, no podemos pedirle que haga cosas para las que no está pensada. Por eso, el utilizarla en las bodas también dependerá mucho del estilo fotográfico que tengamos y de nuestra manera de trabajar. ¿Verdad que no haríamos una etapa del Tour de Francia con una bicicleta de trial? Pues eso mismo.

El tema del enfoque ha sido enormemente mejorado con sus actualizaciones de firmware, y aún así, en situaciones que puede que no sea tan ágil, es cuando el fotógrafo ha de dejar de ser un mero “sujetacámaras” y ha de demostrar que de verdad es fotógrafo y tiene recursos para hacer lo que tenga que hacer. Es una cámara que va a cambiar nuestra manera de trabajar si venimos de las réflex. Son cámaras más pausadas, para pensar más. Tenemos que olvidarnos de estar haciendo ráfagas de disparos como con las réflex. Tenemos que observar. Pensar.

Adelantarnos. Anticiparnos. Y cuando veamos que es el momento, clic! Y ya está. Tan sencillo y tan difícil…

Es por cosas así por lo que hubo una avalancha de ventas de esta cámara en webs de internet de compraventa de segunda mano. Mucha gente la compró porque era (y es) preciosa. Pero eso de tener siempre un mismo objetivo, una focal fija que no podemos cambiar, y sus defectos iniciales, hicieron que mucha gente la vendiese antes de darle una oportunidad. ¿Compra compulsiva? Quizás… Nos dejamos seducir por su belleza, y luego vemos que no es lo que queríamos… A cuántos les ha pasado…

Fotografía de boda por Javier Piñeiro

Las cámaras de la serie X de Fuji son cámaras exigentes. Te darán lo mejor, pero has de saber sacárselo. Si no, simplemente cumplirán, o quizás, para algunos, ni eso…

Es complicado cambiar de hábitos cuando llevas toda una vida disparando con réflex, lo reconozco. Pero es el precio a pagar. O te adaptas o la cosa no funciona.

Personalmente, he querido adaptarme porque la filosofía de estas cámaras es la filosofía que me gusta aplicar a mi trabajo. Me gusta un estilo de fotografía muy documental, poco intrusivo e intervencionista, donde me limito a ser testigo privilegiado de lo que pasa y lo cuento tal y como sucede, sin aderezos. Me gusta la naturalidad en mis fotografías y en cómo hacerlas. Soy un enamorado de la luz natural y de fotografiar las cosas tal y como pasan en las condiciones que pasan. Soy un testigo silencioso de lo que acontece. Soy, como un grupo de fotógrafos al que pertenezco, como un “invitado invisible”. Y estas dos palabras, “invitado invisible”, definen a la perfección lo que yo quiero mostrar en mi trabajo y la manera que tengo de hacerlo.

Y para esto, nada mejor que la serie X de Fuji. Ya sea la X100, la X-Pro o cualquiera de las XE… Tenemos calidad con un tamaño contenido. Son cámaras discretas. Su diseño semejante a las cámaras de telémetro nos indican cuál es su filosofía. Son cámaras con las que uno pasa desapercibido, tanto en la calle, como en una boda. En la calle, parecemos un turista más. Y en las bodas, un invitado más. Ahí está la clave. ¡Objetivo cumplido!

Lo poco invasivas que son estas cámaras, su discreción, es un arma que ahora más que nunca podemos usar a nuestro favor los fotógrafos en general y los fotógrafos de bodas en particular. A los que nos gusta un estilo, digamos, fotoperiodístico, estas cámaras nos dan la ventaja de su discreción. Si sabemos cómo hacerlo, podemos pasar desapercibidos sin ningún tipo de problema. ¡Por fin! Y creo que la ventaja es evidente: no se puede ser discreto llevando calzado un teleobjetivo en nuestra réflex de gama alta con la empuñadura puesta y el flash último modelo en lo alto de la zapata. En este aspecto, las ventajas que nos ofrece la serie X son innegables.

Fotografía de boda por Javier Piñeiro

Y si a todo esto unimos la calidad de imagen, el buen hacer la isos altos (cosa que agradezco enormemente porque las iglesias de Galicia no son precisamente luminosas) y las magníficas ópticas de que disponen, tenemos un cóctel que a cualquier fotógrafo le resultará, cuando menos, interesante.

Además, su poco peso en relación con las grandes réflex, es algo que, tras pasar 12 y 14 horas, como se pasan en las bodas, con ellas colgadas del cuello, se agradece infinitamente. Otro punto a favor.

Hablamos de tamaños… ¿De verdad importa?

He aquí la pregunta del millón. ¿Somos (o parecemos) más profesionales por llevar dos kilos y medio al cuello que si llevamos la X100 o la X Pro 1? Mi opinión, a estas alturas de la vida y de mi experiencia profesional, es que no.

Hace años, tendría que cambiar esta afirmación. Pero hace años. Hoy en día, ya no. Y es que hay quien dice que para parecer profesional, no puedes ir con una cámara “compacta” colgada del cuello, que has de ir con tu megaréflex y el pepino más grande que tengas, porque así “fardas” más. No señores, no… Eso era antes, porque antes, hace años, el único, repito, el único, que tenía una réflex era el fotógrafo del pueblo. Todo el resto de los mortales teníamos nuestras compactas de apuntar y disparar con carrete de 35mm. Y mirábamos a los fotógrafos, y a sus cámaras, con una especie de admiración-envidia-deseo de ser como ellos. Antes el tamaño importaba porque era la diferencia entre ser profesional o no (a no ser que te sobrase el dinero y pudieses permitirte una réflex como hobbie, pero eran los menos). Antes las réflex las tenían los fotógrafos profesionales, porque eran sus herramientas de trabajo. Antes sí eran un elemento de diferenciación. De hecho, todavía recuerdo cuando empezaban a salir las réflex digitales y no estaban tan extendidas como ahora, como en una ocasión, haciendo un reportaje sobre un festival de música folk celta, llevaba yo colgando mi Canon EOS 400D con empuñadura y un Sigma 70-300 4-5.6 y la gente me miraba y decía “pedazo cámara lleva ese”. Me río yo hoy del tamaño de aquel conjunto…

Pero hoy en día todo ha cambiado. Lo podemos comprobar en cualquier evento social al que asistamos. No seremos los únicos con cámara ni, posiblemente, los que tengamos mejor equipo. Siempre suele haber gente que tiene el mismo o mejor equipo que nosotros. Por ejemplo, y en mi caso, en las bodas. Hoy en día, todo invitado que se precie, lleva su réflex a las bodas (vamos a dejar aparte el tema de llevarse el ipad para hacer fotos subidos a los bancos de la iglesia, que de todo se vé…). Parece que ya va en la invitación: “Confirmar asistencia y llevarse la réflex”. Y te pones a hacer las fotos de la familia en el altar, una vez terminada la ceremonia, y tienes a una docena, si no más, de invitados, haciendo la misma foto que tú, aunque no conozcan de nada a los que están en el altar. Pero parece que les va la vida en hacer todas las fotos que puedan. Y no se dan cuenta de que pueden estar perjudicando el trabajo del fotógrafo, además de provocar esa muy desagradable situación en la que cada invitado mira para un sitio diferente. Así salen luego las fotos de grupo como salen… Esto antes no pasaba…

En fin, que me pierdo, y no es cuestión. Como decía, en cualquier evento social, celebración, fiesta o acontecimiento, tenemos a docenas de personas cargadas con cámaras réflex. Incluso puede que alguno, o algunos, con la misma cámara/equipo que nosotros, o mejor. Ya no sería la primera vez. Como ahora ya no hace falta ser fotógrafo para hacer fotos y ya “se ven de maravilla en el ordenador” y disparando en automático cualquiera se piensa que es un crack en eso de “afotar”, aquella magia-envidia-admiración-respeto con la que veíamos a los fotógrafos de antaño se ha esfumado. Incluso hay quien se permite el lujo de corregirte y decirte “como no enciendas el flash te va a salir oscura” mientras acaricia su 550D con el flash integrado levantado y una sonrisa, o cosas así…

Ahora el tamaño ya no importa. Si acaso, los megapíxeles, como mucho. Si les dices que la tuya tiene 21, ya se callan, porque la suya es de 10. Entonces ahí sí, es que la tuya es de profesional… En fin…Lo que hay que ver…

A lo que me refiero con todo esto es que ahora el mero hecho de tener una réflex, ya no es un símbolo de profesionalidad o de estatus. Ahora cualquiera que tenga dinero se puede comprar un equipo profesional. Pero ojo, de ahí, a serlo, hay un largo camino… Y esa democratización de la fotografía (de la que me alegro, ojalá hubiese sido hace muchos años) ha traído cosas buenas, como aumentar la cultura visual de la gente (hasta que veo el instagram, entonces ya me callo), y cosas malas, como el que ahora muchos se piensan que eso de ser fotógrafo está chupado. Como si los fotógrafos hubiesen estado años y años engañando a la gente, como una especie de secta secreta, hasta que por fin, hoy en día, el resto de los mortales han descubierto que el secreto estaba en tener la misma cámara que ellos…

Y todo el que se dedique a la fotografía de manera profesional sabe de qué hablo. Nuestra demanda ha bajado “gracias” a que ahora, en la comunión del niño o en la boda de la hija, las fotos “ya las hace mi cuñado, que tiene una cámara muy buena, que le costó 500 euros…”. Y te vienen así al estudio. A preguntarte el precio para luego decirte que no, que es muy caro y que su cuñado le hace las fotos y luego se las da en un álbum “igual” que el mío y se lo hace gratis. Ni que decir tiene que el álbum es de esos que todos podemos pedir por internet y que anuncian en la tele, y que al año, tendrá hojas despegadas y otros males… Así me pasó en una ocasión, y luego me trajeron las fotos en un cd para ver si se las “podía arreglar” un poquito… En fin…

Fotografía de boda por Javier Piñeiro

Debemos dejar los complejos del tamaño a un lado. Olvidarlos. Y debemos de dejar de pensar en el qué dirán los invitados cuando nos vean con la “compacta” al cuello. Si somos profesionales, en lo único que debemos de pensar es en nuestros clientes, no en los invitados, y a ellos el tamaño les da igual, lo que les importa es la calidad del trabajo que tú les entregues. Y en calidad, más grande no siempre es mejor.

Cada vez que me llevo la X100 a una boda, todo el mundo quiere tocarla, verla, ver si es antigua o no… A todo el mundo le llama la atención. Incluso hay quien me pide que le haga una foto y cuando se la voy a hacer con la réflex me dicen que no, que la quieren “con la antigua”. Y llevas colgada al hombro la 1D con lo tocho que es y a esa nadie le hace caso, porque la imagen de las réflex ya se ha generalizado.

Hoy en día la imagen ya no lo es todo, pero para quien le importe, aprovechemos la diferenciación que nos aporta una X100 o una X-Pro1 colgadas del cuello. Y así, si eso lo acompañamos de un trabajo bien hecho y de calidad, la gente dirá que somos “cool”, y no un pringado con una réflex que hace las mismas fotos que su cuñado con la cámara del Media Markt.

Por cierto, en breve mi equipo de la serie X aumentará y podré contaros cómo sigue todo…

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Soldevilla
Soldevilla
6 febrero, 2014 23:14

trabajado doce horas con una canon 5d II y un zoom L y estoy de acuerdo con que tanto peso puede pasarte factura y ya hay equipos sin espejo con gran fiabilidad. No usaría una x100 pero sii una x100s o xt1, las cámaras con mejor AF de la serie x. Un buen artículo, dando en el clavo.

Javier Piñeiro
7 febrero, 2014 08:33
Reply to  Soldevilla

Muchas gracias, compañero! Me alegro de que te haya parecido un buen artículo. Un saludo y gracias por dejar tu opinión! 😉

Enric
7 febrero, 2014 09:34

Fantástico artículo, adquirí una x100 hace un mes i estoy encantado con ella. Tengo también una reflex 60D de Canon y desde que tengo la Fuji tan solo la he usado en una ocasión.

Enric
7 febrero, 2014 09:51

Lo único que se me está resistiendo un poco con la x100, y en esto tal vez me puedes aconsejar Javier, es que haciendo foto callejera (la que más practico), el proceso de enfocar y reencuadrar se me hace poco intuitivo y algo lento. Se que en parte es porque el enfoque no es ultrarápido, pero es que teniendo la cámara con diafragma a 2 o 2.8, donde la profundidad de campo es corta y el enfoque delicado, a veces cuando quieres cumplir regla de tercios o dejar el motivo central a un lado, pierdo décimas de segundo que a veces son vitales para captar momentos decisivos, i no me encuentro todo lo cóomdo que debería. Se que estos problemas desaparecen al callejear con hiperfocal o «zone focusing», pero me gusta ir modo prioridad a la apertura y diagrafmas abiertos.

Javier Piñeiro
7 febrero, 2014 11:23
Reply to  Enric

Ante todo, muchas gracias por tus palabras, Enric! Veo que al final a la gente le está pasando como a mi y la chiquitina se está adueñando del corazón de muchos, jeje.

En cuanto a lo que me comentas, y no queriendo utilizar el enfoque por zonas y llevar la cámara preajustada ya a una determinada distancia de enfoque, lo que te aconsejaría es que, en lugar de enfocar con el punto central, lo hagas con los laterales, aunque sea a f2 o 2.8. Nos pasa muco a los que venimos de Canon, que en la mayoría de las réflex, los puntos de enfoque laterales están de adorno, como en la 5D MkII que tengo, por ejemplo (en la 1D ya no tanto). El proceso de enfoque y reencuadre con aperturas tan grandes tiene el problema de que, como la profundidad campo es pequeña, simplemente al girar las manos para reencuadrar, ya se nos puede ir el punto de enfoque porque a la vez que giramos, nos hemos desplazado sin darnos cuenta un par de centímetros hacia delante o hacia atrás. No tengas miedo de usar los puntos de enfoque laterales, desplázalo del centro, enfoca donde quieras y dispara sin reencuadrar, y verás cómo pierdes menos fotos. Cierto es que hay que hacerlo muchas veces y tener mucha práctica, pero no es tan difícil. Tenemos que ser previsores. Anticiparnos a la acción es crucial, ya que como queramos reaccionar cuando algo pasa, el 95% de las veces perdemos el momento decisivo por las décimas de segundo que tardamos en reaccionar. Por eso, lo mejor, sería hacer de la siguiente manera: primero te sitúas donde quieres hacer la foto y encuadras. Una vez que tengas el encuadre deseado, mueves el punto de enfoque hasta elegir el que se sitúe donde va a pasar la acción, o en su defecto, el más cercano para que el movimiento de reencuadre sea el mínimo y así reduzcamos las posibilidades de perder el foco. Y por último, cuando veas que va a pasar la acción, clic, disparas. Es cuestión de practicar, practicar y practicar. Yo he perdido muchas fotos hasta que me he ido acostumbrando. Y si tienes algún elemento en el que puedas enfocar después de que hayas seleccionado el punto de enfoque, y que esté a la misma distancia de ti que el punto donde se va a desarrollar la acción, puedes hacer ahí un preenfoque y simplemente después es esperar el momento y disparar.

Lo bueno de la X100 es que, aunque no enfoque rápido como una réflex, cuando enfoca, enfoca. Quiero decir, que podemos aprovechar los puntos de enfoque laterales mejor que en las réflex, en nuestro caso, de Canon.

La clave en la street es la anticipación. Ser listo y prever lo que puede pasar, y estar atento para cuando pase. Es una fotografía que requiere de mucha habilidad, y sobre todo, de mucha paciencia. Muchas de las grandes fotos de street no son casualidad. es decir, el fotógrafo no iba caminando y justo coincidió entonces que pasó una mujer vestida toda de rojo por delante de un muro todo amarillo, por poner un ejemplo. Si ves un sitio con potencial, hay que situarse donde creas conveniente, y esperar a que simplemente pase el sujeto adecuado. Unas veces tarda más, y otras menos, pero es como en la fotografía de naturaleza. puedes echarte horas, incluso días, escondido en el hide y no hacer ni una sola foto decente. Ahí, en el trabajo, la paciencia y la constancia, es donde diferenciamos a los que realmente viven la fotografía de los que simplemente pasean la cámara.

Ir siempre atento a lo que te rodea, y saber distinguir las cosas o lugares que tienen potencial, es lo que te hará perder menos fotos. Saber ver. Ahí está la clave! 😉

Espero haberte ayudado. Es que todo esto se explica mejor con la cámara en la mano y haciéndolo en la práctica.

Muchas gracias y un cordial saludo!!

Enric
7 febrero, 2014 11:42

Grcias por tu amplia respuesta Javier! Si, está claro que la clave está en practicar y hacerse a la cámara. Has mencionado las consecuencias de venir de cámaras Canon. Ahí estoy yo. Hasta hace poco, con mi 60D, en cuanto veía la situación a fotografiar, hacía mentalmente el encuadre y justo antes de llevarme la cámara al ojo, tan solo me bastaba con pulsar un botón de la cruceta para seleccionar el punto de enfoque en función de donde quería situar la acción en el encuadre.
En la Fuji ya he pensado en utilizar ese mismo procedimiento , la diferéncia es que seleccionar el punto de enfoque no resulta tan cómodo y rápido como en las reflex con cruceta. Pero bueno, no vamos a ponernos quisquillosos con esos detalles, no deja de ser una pequeña gran joya ideal para foto callejera

Javier Piñeiro
7 febrero, 2014 13:29
Reply to  Enric

Efectivamente, Enric, como aquí el tema de cambiar el punto de enfoque no es tan rápido, por eso comentaba lo de tener ya el encuadre preparado con el punto seleccionado y esperar a que el momento mágico suceda. 😉 Un saludo y gracias por tus comentarios!

Kepa Fuentes
7 febrero, 2014 11:33

Totalmente de acuerdo con tus apreciaciones. Como tú, soy fotógrafo de boda y cada vez mas cerca de los estupendos equipo Fuji…calidad optica, iso…Si siguen por este camino, que creo que si y mejoran el tema del enfoque en condiciones de escasa y deficiente iluminación, cosa que ya están haciendo), no dudo que finalmente aparcaré mis reflex y pasare a trabajar de manera exclusiva con las cámaras y opticas de Fuji. Ya tengo ganas de probar esa X-T1 y espero con ganas que nos depara la futura X PRO2… Un saludo

Javier Piñeiro
7 febrero, 2014 13:31
Reply to  Kepa Fuentes

Muchas gracias por pasarte y comentar, Kepa! Así estamos muchos, a la expectativa y al acecho como buitres, jajaja! Un saludo!! 😉

Àngel pascual Sauch
Àngel pascual Sauch
7 febrero, 2014 18:18

Té molt de mèrit explicar a fons com tu ho fas la teva experiència fotogràfica. Si jo tornés a néixer voldria ser fotògraf. I també fotògraf de bodes…aixi que tot lo que tu m’expliques te gust…»me sabe a agua bendita del cielo» M’ho passo molt bé llegint els teus consells, experiènjcies, etc. Gràcies Javier!

Javier Piñeiro
7 febrero, 2014 18:40

Muchas gracias, Ángel. Son palabras muy amables y de las que gusta escuchar a cualquiera. Siempre me ha gustado contar las cosas como me gustaría que me las contasen a mi. Supongo que unas veces se consigue más que otras, pero siempre hay que intentarlo. Creo que enseñar lo que se sabe es la mejor manera de aprender uno mismo. Muchas gracias y un cordial saludo!

Javier Miron
7 febrero, 2014 19:35

Bueno, yo de bodas no entiendo mucho y menos aun de fotografía de bodas. Pero me gusta la filosofía fotográfica que subyace bajo tu excelente articulo. Enhorabuena tocayo.

Javier Piñeiro
7 febrero, 2014 22:25
Reply to  Javier Miron

Ésta no iba a ser menos, y tu opinión es siempre bienvenida y agradecida, como la del resto de los compañeros. Muchas gracias por tus palabras, tocayo! Un saludo!

Albert
Albert
7 febrero, 2014 21:25

Gracias,Gracias…..Excelente artículo,reflexiones y filosofía. El buen talante, el saber hacer, la forma, todos estos atributos y un mensaje, para los que queremos aprender y a si, es fácil, gratificante y cordial.

Un saludo.

Javier Piñeiro
7 febrero, 2014 22:30
Reply to  Albert

Muchísimas gracias, Albert!! La intención última ha de ser siempre la de compartir. Compartir experiencias, vivencias, modos de trabajar, métodos… He ido a muchos talleres donde los ponentes se guardan lo que saben y poco menos que se dedican a venderse y a decir que son la leche, pero aquellos en los que el ponente se ha implicado y ha decidido compartir lo que sabe con los demás, es en los que más he aprendido, y él con nosotros. A final, compartir es enriquecerse, por eso no vale de nada que uno se guarde las cosas y se muera ahogado en su propio ego. Lo dicho, muchas gracias por tus comentarios! Un cordial saludo!

louis
louis
24 marzo, 2014 02:48

No creia en fuji por anos he disparado nikon canon leica hasselblad PRO equipo,me recomendaron la x pro 1 de fuji,asi que la compre para darle una oportunidad,waooo quede impresionado con las imagenes,asi que a la manana siguiente compre la x100/xe1 xt1 los lentes 23mm 35mm 56mm y me enamore deFuji,he quedado enajenado,sin palabras…..si estaas pensando en comprar una fuji estas perdiendo el tiempo…comprala ya,ya supe de gente que hace bodas con la xt1 ,la xt1 es una camara super rapida tengo la d3 d800 d4 markd5iii y esta miniatura esta increible y no se queda atras con el rapido autofocus con estas camaras,la x t1 en mi opinion tiene mejor imagen que mi leica m9 me encanta leica y nunca la venderia ,pero tampoco venderia la fuji…..

Gelo
Gelo
19 abril, 2014 12:00

Tengo una X-e1 y necesito que me informeis, que Flash puedo comprar, que sirva para esta camara.
Muchas gracias.

Emilio
Emilio
23 junio, 2014 14:49

Me ha encantado tu comentario y no puedo estar más de acuerdo en todo (o casi, no voy a pormenorizar ahora pero en esencia, en todo) lo que dices. Y me da rabia y pena que las cosas sean como son.
Ojalá tu filosofía se implante. Más trabajo tendríamos los fotógrafos, esos que hemos estado engañando toda una vida al personal hasta el boom de las DSLR «gran público»…

Rafel
10 julio, 2014 21:14

Me encanta la serie X, de hecho estoy planteandome dejar las réflex por esta serie, será poco a poco pero espero quien los próximos meses se vaya cumpliendo.
Me ha gustado tu artículo, y de hecho creo que son cámaras con las que se vuelve uno a sentir fotógrafo.

Jesus Quintero
Jesus Quintero
17 julio, 2014 10:38

Gran articulo,estoy a la espera de un X-T1 , cansado del peso del peso de la canon Mark IV y sus ópticas de kilo. la vendí, porque al dejar la colaboración con presa deportiva ya tenia sentido llevar tanto peso,y casi un año buscando una camara que cumpliese mis necesidades ,por fin encontré el mundo Fiji que desconocía..
mi primera opción fue la sony ar7 preo un dia hablando con un fotografo de bodad me comento el tema de fuji y no paro de leer buenas cristas , un saludo

Jorge Villalba
18 julio, 2014 20:20

A mí cuello y a mí también nos ha gustado mucho el artículo.

fredericramirez
9 marzo, 2016 01:37

Te felicito por el pedazo de articulo que te has currao, ha sido el golpe definitivo para dejar mi reflex a un lado y pasarme a cámaras compactas que es lo que venia pensando desde hace unos meses y trasteando por google encontré tu articulo.

Muchas gracias por compartir tus experiencias Javier un abrazo enorme.