«Time», por Juan Guisado. Una historia materializada con la X-T2 + XF 16-55mm F2.8.

"Time" por Juan Guisado .

No recuerdo bien como se formaron en mi cabeza las imágenes de “Time”. La inspiración me vino de un conjunto de inputs: fotografías, lectura y alguna loca serie de TV, tenía claro que debían ser dos personajes vestidos de una manera atemporal, casi sectaria, y que tendría elementos que marcaran el tiempo, tanto de forma clara como alegórica. De ahí las cuerdas que las unen, el ajedrez que puede representar la vida, el reloj de arena y los elementos como el astrolabio y los smartphones y tablets y las lámparas con bombillas Edison. El escenario debía ser un lugar que chocara visualmente, como si pasado, presente, futuro estuviesen en un lugar fuera de uso, por eso elegimos una fábrica que ya no está en funcionamiento. Le conté toda esta idea al equipo con el que normalmente trabajo -Angelina y Sandra- y les entusiasmó, así tras dos meses preparando la localización, vestuario, poses, seleccionar modelos, conseguimos estas imágenes.

El equipo que usé fue una Fuji X-T2 junto con el Fujinon XF 16-55mm F2.8 R LM WR, un flash Triopo de 500w como luz principal y dos pequeños speed lights como luces de contra y ambiente, el resto de ambientación es post-producción digital. Este es mi primer trabajo completo con el sistema Fuji, venía de trabajar con una Nikon D700 y necesitaba más resolución pero estaba cansado de un equipo voluminoso y pesado. Después de darle muchas vueltas y probar la cámara decidí dar el cambio y realmente estoy muy contento con el resultado.

Durante la edición pensé que un texto junto a las imágenes podría cerrar el círculo y, tras mostrarle el resultado, el escritor Rafael Lindem aceptó el reto. Como las imágenes son una rodaja del tiempo el texto lo entendimos de esa manera y por eso no uso el texto completo.

Tras varios intentos infructuosos, comprendí que debía dar antes con aquel ser mimético —sí, mimético, porque me negaba a asumir cualquier parentesco con el brazo ejecutor de mi desgracia—, para llegar hasta Julia y recuperarla. Había pasado mucho tiempo, ¿seguiría viva? ¿Seguiría asida a la mano de la saqueadora? Estas cuestiones y otras más oscuras rondaron mi cabeza mientras buscaba una solución. ¿Sería feliz con ella? ¿Me habría olvidado? ¡No! Julia no era un simple objeto que pudiese ser robado, tenía alma, me quería, y aprovecharía la menor oportunidad para escapar. Si no lo había hecho ya, se debía sin duda a la férrea vigilancia de aquel parásito disfrazado de mí misma. Pero todo iba a cambiar. Fue una suerte encontrar la anomalía. Así es como la llamo; tres cuerdas aferradas a la piel de mi espalda, de una fibra casi etérea, que ondulaban por la puerta de mi habitación, escaleras abajo, hacia la puerta que daba a la calle. Pude verlas mientras aflojaba mi corsé junto a un espejo. Di por sentado que siempre estuvieron ahí, y que únicamente al incidir la luz de la tarde en el cristal su reflejo se hizo tangible. Tomé aquellos tentáculos en mi mano y tiré con fuerza. Encontré resistencia al otro lado, por lo que decidí seguir el camino marcado por la anomalía. Para continuar viéndola necesité ayudarme de un pequeño espejo. Con él en una mano y las misteriosas cuerdas en la otra, caminé fuera de mi hogar, hacia la avenida, hasta alcanzar —mi corazón dio un salto — la entrada arbolada del Königreich Spiegel. Recorrí los senderos que tantas veces había visitado, aunque movida ahora por una creciente excitación: ¡las cuerdas fantasmales me guiaban! La excitación no era injustificada, como comprobé al encontrar tras unos setos apartados la pelota que me fue arrebatada siendo niña, seguida de las flores de Baudelaire, ya gastadas y marchitas. De modo que allí guardaba la ladrona sus tesoros, pensé. Me pregunté si aquel rastro podría ser premonitorio, y si, tal y como me esforzaba en creer, encontraría la respuesta a todas mis pesquisas al cabo de aquellos extraños filamentos. ¿Acaso no los había utilizado ella para encontrarme?, pensaba convencida. Y, efectivamente, así fue: mis dedos no tardaron en tropezar con los suyos, que agarraban la fibra invisible en un estado lamentable de tensión. Vestía exactamente como yo, pero sus ojos, al contrario que los míos, viva expresión del triunfo, estaban llenos de desesperación. Era la primera vez que su reflejo tomaba la iniciativa, era la primera vez que perdía.

Créditos

  • Estilismo: Angelina Corsets.
  • Make up: Sand Make Up.
  • Modelos: Myriam Lorenzo y Monica S.
  • Asistentes: Loren Rovira Rius , Yolanda Borràs Wai-bi.
  • Lámparas: Le Cirque de le Mouche.

En el foro de Fujistas.

Jon Díez Supat
Jon Díez Supat
Friki fotográfico, jefazo y becario en Fujistas

7 COMENTARIOS

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7 Comments
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David Ofdachurch
21 julio, 2017 17:21

Auténtica pasada de trabajo. Enhorabuena por el resultado final y por las (seguro) muchas horas de trabajo.

Àngel Puigdelliure
21 julio, 2017 19:47

Un placer verlas, hay mucho más pero te destaco las composiciones, me encantan. Saludos

Joseba Garcia
Joseba Garcia
22 julio, 2017 14:16

Una serie impresionante.

Enhorabuena

Angelrm
Angelrm
22 julio, 2017 14:15

Puro arte. Felicidades.

Juan Antonio Guisado Bersabé
1 agosto, 2017 10:36

Muchas gracias David, son muchas horas de trabajo de ese que a uno le encanta hacer 🙂

Juan Antonio Guisado Bersabé
1 agosto, 2017 10:37

Muchísimas gracias a todos por vuestros comentarios.

jcarlostg
jcarlostg
2 agosto, 2017 11:01

Qué barbaridad, ésto sí que es ARTE.