Hacer fotos de gente con un tele es de voyeurs, lo admito (o de fotógrafos miedosos, como es mi caso). Como disculpa diré que estas dos fotos no podían hacerse más que con un tele. Tarde de verano, a la caída del sol; en esa terraza circular de Nerja que llaman Balcón de Europa. Delante, el mar; a la izquierda, abajo, una playa pequeña y en penumbra; a la derecha, abajo otra más grande y con la luz del atardecer. La elección estaba clara (perdón). No pensaba hacer fotos, pero me llamó la atención un grupo de niños disfrutando como solo se disfruta a esa edad sobre una colchoneta. Hice varias, y me quedo con esta, que me transmite felicidad. No muy lejos, estaba un señor imponente, quieto, como indeciso (¿mirando pececillos?, ¿lamentando su suerte?, ¿calculando los gastos del verano?). Me parece un contraste curioso. Las he pasado a blanco y negro por pura indecisión: No he conseguido aclararme si les pega el color con el que salieron de la cámara, contrastadas, con un toque vintage o evocador...
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