Me gustan ambas fotografías, la primera más por las texturas, la segunda más por la situación del vehículo.
En cualquier caso, me sorprende, una de las muchas cosas que admiro de los portugueses es el mimo con el que cuidan sus vehículos, sean de dos o cuatro ruedas. Es un verdadero espectáculo ir a AutoClássico Porto, uno se quedaría a vivir allí.
Un saludo,