El documental es maravilloso. Muy bien narrado, te lleva por los distintos periodos de su trabajo. Lo mejor es que permite conocer tanto la historia como la forma de trabajar de Salgado. Genial cuando está con su hijo intentando tomar una fotografía de un oso, y le dice que hay que esperar porque no vale con tener al oso, hay que tener también una historia. El documental emociona. Siempre que veo algo de Salgado me acuerdo de la curiosa crítica que le hacía John Berger (que no era fotógrafo profesional pero tiene varios artículos sobre la fotografía) acerca de que sus fotos eran demasiado perfectas desde el punto de vista estético como para servir como denuncia social. No lo comparto lo más mínimo. Cosas de intelectuales, supongo.