El amor también se oxida

Un pequeño homenaje a esa tradición (invasiva y, casi siempre, agresora) de colocar candados en cualquier tendedero improvisado. En este caso es un pequeño mirador que hay en la playa de Sada y desde el que, además, se puede contemplar al fondo de la ría las playas de Gandarío y Miño. La marea estaba baja y es lo que realmente me llamó la atención, el posible fondo desenfocado que podrían proporcionar las capas de algas en contraste con el agua. Para mí fue la excusa perfecta para practicar la apertura y el enfoque manual.

Espero que os guste

O amor tamén colle ferruxe by Xosé Duncan, en Flickr
 
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