Bueno, en el centro de Madrid te pueden hacer eso mismo los gorriones (que son menos aparatosos, eso sí). A mi en la plaza donde esta la entrada del museo Reina Sofía, sentado en la terraza de uno de los bares, se me ponían en el borde del vaso sin preguntar.
Y me ha pasado en otros países, y no sólo con pájaros. En Seychelles, por ejemplo, estás desayunando en la terraza del hotel y tienes dos visitantes fijas: una especie de palomas muy pequeñas, con un borde azul en los ojos (parece que se los pintaran) que se te suben al plato, y unas garzas de tamaño genesoso, que se te colocan al lado y te exigen con un sonido repetitivo que les des algo (la piel del bacon les encanta).
Y en Malabo o en Bata (Guinea Ecuatorial), los que te piden descaradamente son unos lagartos descarados (y muy fotogénicos, es lo único bueno).
Por no hablar de los monos de Gibraltar, que esos no lo piden, te lo quitan directamente.
Será el impuesto al turismo