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Fujista de renombre
Tras más de 5 semanas con la X-T2 en las manos admito que me ha transmitido aún mejores sensaciones que la X-T1, en gran parte por el nuevo grip y los diales de sensibilidad y velocidades de obturación sobredimensionados.
Di mis primeros pasos en la fotografía hace más de 30 años, en una época en que las cámaras se fabricaban con metal y disponían de aro de velocidades de obturación. Los diafragmas, se seleccionaban en el objetivo. Todo eso cambió con la electrónica y desapareció por completo con la llegada de la fotografía digital.
La X-T1 recuperó el sabor fotográfico de las cámaras de película de 35mm y poco a poco se convirtió en mi cámara de referencia (no mi preferida, que sigue siendo la X100 S) y ópticas como el 56/1.2 APD o el maravilloso 90/2 han arrinconado mi equipo SLR full frame.
Reconozco que además de su mayor resolución y una calidad de imagen ligeramente mejorada, la X-T2 no era un modelo ni esperado, ni deseado para mí. La X-T1 cubre de manera muy sobrada mis necesidades profesionales. O eso creía, hasta que probé a fondo la X-T2.
La palanca de selección del punto de enfoque es el postre perfecto a la mejor de las cenas, la guinda que corona un pastel o ese beso cálido y húmedo con el que nos despedimos de la persona que amamos, antes de dormir. Cuántas veces me habré preguntado en las últimas semanas: ¿por qué no llegaste antes, dichoso joystick?
Cuando tomo de nuevo la X-T1 entre las manos siento que le han amputado parte de su esencia, pero enseguida recuerdo que nació con la carencia de "la palanca del amor" y no me avergüenzo si digo que rápidamente la cambio por la X-T2 y su frescura descarada.
Si la actualización del firmware 4.0 supuso descubrir que la X-T1 podía funcionar también en modo AF-C, la X-T2 me ha demostrado que con la óptica adecuada (y en esto Fujifilm tiene que ponerse las pilas desde ya) es una cámara que tiene que envidiarle muy poco a cualquier cámara SLR del segmento Prosumer, pues tanto la velocidad como la precisión del sistema AF permite trabajar de forma profesional incluso la fotografía deportiva (que mostraré en la 2ª parte de mi análisis).
La calidad de las fotografías son muy del estilo de la X-T1, pero con una mejor respuesta cromática. Esto no se debe a una mejor respuesta del balance de blancos (que es óptimo en la mayoría de modelos de la Serie X), sino a la mejor gestión del color, debido al nuevo procesador PRO. Los colores de las fotos realizadas con la X-T2 pueden no resultar tan llamativos, pero son más reales.
He observado un mayor detalle, incluso al disparar con sensibilidades elevadas. Con la X-T2 no es un disparate seleccionar valores como 6.400 ISO, que he utilizado al fotografiar en interiores, teatro o danza, con resultados mucho más que satisfactorios. La señal de ruido es moderada, mientras que el contraste se mantiene elevado, al igual que la fidelidad cromática.
El incremento en la calidad de imagen va acompañada de una mayor latitud de exposición, destacando la riqueza en sombras, muy superior a la que se consigue con la X-T1. En mi opinión, la mayor viirtud de la X-T2 es haber sabido madurar los aspectos más verdes que tenía la X-T1, como los colores excesivamente saturados y ofrecer una calidad de imagen que ya puede compararse de verdad con las cámaras réflex de gama Prosumer, como la EOS 5D Mark III.
El nuevo menú (ya incorporado en la X-Pro2) me resulta mucho más práctico que el de la X-T1, si bien Fujifilm debería resolver que cada vez que se accede al menú principal de la cámara, éste nos lleve a "My Menu", en lugar del último apartado que se haya visitado.
Os dejo el enlace a la 1ª parte de las pruebas que he hecho de la X-T2. La próxima semana analizaré diversos ámbitos fotográficos donde la X-T2 se desenvuelve con soltura, como la fotografía deportiva, de interiores, el retrato o el bodegón en estudio.
Aquí dejo el enlace a la 2ª parte del análisis, donde expongo mi experiencia en ámbitos como la fotografía de interiores, deportiva, retrato o street photo.
Asimismo, hago una pequeña comparativa entre la calidad de imagen (con recortes al 100%) que ofrece la nueva X-T2 y la X-T1.
Salu2
Di mis primeros pasos en la fotografía hace más de 30 años, en una época en que las cámaras se fabricaban con metal y disponían de aro de velocidades de obturación. Los diafragmas, se seleccionaban en el objetivo. Todo eso cambió con la electrónica y desapareció por completo con la llegada de la fotografía digital.
La X-T1 recuperó el sabor fotográfico de las cámaras de película de 35mm y poco a poco se convirtió en mi cámara de referencia (no mi preferida, que sigue siendo la X100 S) y ópticas como el 56/1.2 APD o el maravilloso 90/2 han arrinconado mi equipo SLR full frame.
Reconozco que además de su mayor resolución y una calidad de imagen ligeramente mejorada, la X-T2 no era un modelo ni esperado, ni deseado para mí. La X-T1 cubre de manera muy sobrada mis necesidades profesionales. O eso creía, hasta que probé a fondo la X-T2.
La palanca de selección del punto de enfoque es el postre perfecto a la mejor de las cenas, la guinda que corona un pastel o ese beso cálido y húmedo con el que nos despedimos de la persona que amamos, antes de dormir. Cuántas veces me habré preguntado en las últimas semanas: ¿por qué no llegaste antes, dichoso joystick?
Cuando tomo de nuevo la X-T1 entre las manos siento que le han amputado parte de su esencia, pero enseguida recuerdo que nació con la carencia de "la palanca del amor" y no me avergüenzo si digo que rápidamente la cambio por la X-T2 y su frescura descarada.
Si la actualización del firmware 4.0 supuso descubrir que la X-T1 podía funcionar también en modo AF-C, la X-T2 me ha demostrado que con la óptica adecuada (y en esto Fujifilm tiene que ponerse las pilas desde ya) es una cámara que tiene que envidiarle muy poco a cualquier cámara SLR del segmento Prosumer, pues tanto la velocidad como la precisión del sistema AF permite trabajar de forma profesional incluso la fotografía deportiva (que mostraré en la 2ª parte de mi análisis).
La calidad de las fotografías son muy del estilo de la X-T1, pero con una mejor respuesta cromática. Esto no se debe a una mejor respuesta del balance de blancos (que es óptimo en la mayoría de modelos de la Serie X), sino a la mejor gestión del color, debido al nuevo procesador PRO. Los colores de las fotos realizadas con la X-T2 pueden no resultar tan llamativos, pero son más reales.
He observado un mayor detalle, incluso al disparar con sensibilidades elevadas. Con la X-T2 no es un disparate seleccionar valores como 6.400 ISO, que he utilizado al fotografiar en interiores, teatro o danza, con resultados mucho más que satisfactorios. La señal de ruido es moderada, mientras que el contraste se mantiene elevado, al igual que la fidelidad cromática.
El incremento en la calidad de imagen va acompañada de una mayor latitud de exposición, destacando la riqueza en sombras, muy superior a la que se consigue con la X-T1. En mi opinión, la mayor viirtud de la X-T2 es haber sabido madurar los aspectos más verdes que tenía la X-T1, como los colores excesivamente saturados y ofrecer una calidad de imagen que ya puede compararse de verdad con las cámaras réflex de gama Prosumer, como la EOS 5D Mark III.
El nuevo menú (ya incorporado en la X-Pro2) me resulta mucho más práctico que el de la X-T1, si bien Fujifilm debería resolver que cada vez que se accede al menú principal de la cámara, éste nos lleve a "My Menu", en lugar del último apartado que se haya visitado.
Os dejo el enlace a la 1ª parte de las pruebas que he hecho de la X-T2. La próxima semana analizaré diversos ámbitos fotográficos donde la X-T2 se desenvuelve con soltura, como la fotografía deportiva, de interiores, el retrato o el bodegón en estudio.
Aquí dejo el enlace a la 2ª parte del análisis, donde expongo mi experiencia en ámbitos como la fotografía de interiores, deportiva, retrato o street photo.
Asimismo, hago una pequeña comparativa entre la calidad de imagen (con recortes al 100%) que ofrece la nueva X-T2 y la X-T1.
Salu2
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