Repito: no me valen los tochacos de 80 y 90 mm. del catálogo Fuji X. No es asumible, para fotosenderismo, cargar con tales ópticas que, además, son de focal fija y pesan 750 y 540 gr., respectivamente. ¡Por dios! ¿750 gr. un objetivo de 80 mm. para mirroless? Vaya locura. Yo vengo utilizando un Minolta Rokkor 90 mm. f/4 o un Voigtlander Color Heliar 75 mm. 2.5, manuales, montura Leica M, que apenas pesan 250 gr. con el adaptador.
Tal vez la única razón para la no incorporación de estabilización en el cuerpo sea impedir o dificultar el uso de esas magníficas ópticas manuales de patrimonio para forzar a la peña a adquirir los objetivos nativos del sistema. Y en el caso de Fuji, la cosa tiene delito porque ni siquiera una mayoría de ópticas de su catálogo X disponen de estabilización, lo cual ya es de traca. Insisto: es el gran y único fallo de Fuji X.
Ya he tenido (desde mis comienzos en la era digital) cámaras micro 4/3 y, francamente, con honrosas y dignas excepciones, me ha decepcionado. Pensaba que era un gran logro que dos marcas como Olympus y Panasonic hubieran decidido compartir montura. Pero la realidad es que han mantenido, interesadamente, cierta incompatibilidad entre sus ópticas de manera que no se aprovechan todas sus bondades en marcas diferentes. Olympus está atravesando una crisis que, probablemente, acabe con la marca. Su "ocurrencia" con su nuevo modelo E-M1X, un tochaco infumable con pretensiones profesionales, le va a costar muy cara, además de su falta de evolución. Y en cuanto a Panasonic, su paso al FF va a suponer el abandono (como ya está ocurriendo) de su línea micro 4/3. Sin embargo, no descarto volver a Panasonic Lumix, pero sólo como segundo equipo para largas travesías o para viaje, porque, efectivamente, la combinación (que ya he tenido) de una Lumix GX9 y sus pequeñajos 12-32 mm. y 35-100 mm. es imbatible en resultados, tamaño, peso y precio. Pero como opción de máxima calidad en los resultados, me quedo con Fuji X, sin la menor duda.