Ese debate me ha costado serios disgustos y confrontaciones con miembros de otro foro, alguno de los cuales también pulula por éste. Voy a evitar reiterarme en mis opiniones particulares sobre las marcas. He sido y soy extremadamente "cacharrero". Por mis manos han pasado ya, en los últimos seis años, un centenar de cámaras de todos los formatos y marcas y mi actividad "cacharrera" va desacelerando, poco a poco, dado que me van quedando menos alternativas que probar, en esa búsqueda, siempre estéril, de la cámara perfecta. No porque piense que una buena cámara va a salvar mis fotografías sino porque busco en su manejo el placer de la simplicidad y la simplicidad del placer.
Yo no soy "marquista" sino, más bien "antimarquista", en contra de lo que algunas de las comadres que me persiguen de manera enfermiza por los foros fotográficos que frecuento pudieran pensar. He sufrido, eso sí, un desengaño con una marca que fue mi idolatrada en lo analógico y que constituyó mi último equipo en la fotografía química: Olympus. Mi experiencia digital con la marca ha resultado nefasta en demasiadas ocasiones como para pensar en casualidades, así que la he descartado como opción.
Mi último contacto con Fuji ha sido muy gratificante, al obtener resultados que no lograba con otras marcas y formatos: rango dinámico, ISOS altos que no desmerecen, en absoluto del FF, menor ruido, unos increíbles colores y una fidelidad de exposición que no había experimentado aún. Sin embargo, no todo me gusta de Fuji: me incomoda y no entiendo la pertinaz ausencia de estabilización en sus cámaras. Pero eso se ha corregido con su modelo X-H1 que, aunque de un tamaño y peso que rompe con una de las ventajas más significativas de las mirrorless (hasta ahora), es , sin la menor duda, la cámara más sólida y completa que ha pasado por mis manos. Su ergonomía (para unas manazas grandes como las mías) corrije la dificultad que hasta ahora había tenido en el manejo de cámaras grandes, ya que la artrosis en una mano me dificulta sobremanera el agarre de grips excesivamente anchos (como en las réflex FF, por ejemplo). Pero... ¿es esta Fuji mi cámara perfecta? Ciertamente no. Y no creo que vaya a existir en el futuro. Así que he optado por la adaptación, con el uso y disfrute de sendos sistemas: el micro 4/3 y el APS-C de Fuji X, para usar uno u otro en función de lo que quiera hacer en cada momento. El micro 4/3 lo empleo en la fotografía "de paseo" o de "fotosenderismo", por sus reducidos tamaños y pesos, y el Fuji X se queda para esa fotografía "pausada", que no requiere de grandes caminatas y en la que recrearse en el momento y en la espera de la luz favorable.
El "marquismo" nace, creo, en la necesidad de vincular nuestra impotencia creativa al carácter incuestionable que buscamos, falsamente, en la pretendida solvencia de una marca. Son legión los llamados "fotógrafos" que se cuelgan del cuello una Leica por el sello, la impronta que les ofrece como tales, con independencia de que hagan fotos o no con ella y que éstas sean más o menos conocidas. Y en los foros fotográficos, cuando alguien osa criticar o, simplemente, declarar su disgusto por algún aspecto o carencia de una determinada marca mayoritaria en incondicionales, siempre aparecen algunos de esos "fotógrafos imaginarios" acusáncole de anatema y haciéndose los ofendidos como si esa crítica o comentario tuviese carácter personal. He optado por no entrar al trapo de esos comportamientos infantiles que, evidentemente, llevan en sí mismos su mejor penitencia. No hay mayor desprecio que no hacer aprecio. A fin de cuentas, en este mundo virtual, en el que muchos se esconden tras un seudónimo, tales comportamientos nos ayudan a detectar la madurez y la solvencia en lo que realmente importa en esta bendita afición: compartirla y disfrutarla absolutamente libres de fetichismos y otros "ismos".