Mi padre y mi abuelo eran daltónicos y a mi padre le gustaba bromear diciendo que su color favorito era el rojo, él no lo veía, para él era indistinguible del verde, simplemente era comunista y le gustaba hacer esa broma.
El color es percepción, subjetividad, identidad y ciencia. Enseguida genera muchos cuestionamientos sobre como miramos y nos sugestionamos. ¿Cómo podría explicar yo el color rojo a un ciego de nacimiento?
Robert Frank decía que el color de la fotografía es el blanco y negro. Algunos se enfadan al escuchar esta declaración por primera vez. Igual les parece taxativa. No lo es en absoluto. Solo que hay a abrir la mente a lo que son las cosas. Al menos la fotografía es en blanco y negro desde 1839 hasta que comienzan a popularizarse emulsiones en la década de 1940, cuando el color llega también a las pantallas de cine. Previamente había sido muy cara, solamente accesible para bolsillos privilegiados. La primera fotografía en color ya aparece en 1861, nada menos que ocho décadas atrás. Fue James Clerk Maxwell, un importantísimo científico escocés que estudió a fondo el espectro lumínico y que sentó las bases para la Teoría de la Relatividad, el que inventase procedimientos aditivos para generar imágenes en color. Tres imágenes (roja, verde y azul) se superponen y aditivamente crea una imagen en color. Es un procedimiento con un aura mágica y cualquiera puede realizarlo usando capas en PS partiendo desde una fotografía en blanco y negro.
Esto se materializó en el Technicolor. Siempre se menciona la conmovedora escena del Mago de Oz (1939) en la que Dorothy abre una puerta y a través de ella pasa de un mundo en blanco y negro a un mundo en color.
Poco a poco, fueron mejorando los medios de impresión y la fotografía a color comenzaría a incorporarse a la
publicidad desde los años 40. No fue inmediato. Tuvieron de desarrollarse emulsiones y procesos de impresión. Kodakchrome aparece algo antes, en 1935. Los publicistas ya sabían que las cosas nos entran mejor por los ojos en color. El color brilla, colapsa la retina, te golpea. El color vende muy bien. Identificamos las cosas a un color. Cada década tiene un color, cada estación del año tiene un color, cada nación tiene un color y cada persona tiene un color aunque solo se corresponda a una filiación política. El blanco y negro perdura en un espacio intemporal y eso mismo, el perdurar, lo que está vinculado a la identidad de la fotografía. A eso se estaba refiriendo Robert Frank, no a que haya que hacer las cosas de una determinada manera.
Ver el adjunto 89862
Como fotógrafo me he dado cuenta de que hay dos formas de abordar el color, dos escuelas, dos filosofías. La línea que las separa es meramente una línea conceptual que yo trazo. No significa que haya que hacer las cosas de una forma, les pido que no lean así. Las dos escuelas no son tales, no existen como tal cosa, pero en la fotografía conviene hacerse mapas aunque éstos sean a veces difusos.
La primera escuela que puede establecerse en este mapa mental trata el color desde la luz. Dicho así es lo mismo que decir nada. Todo es luz. Pero entiéndase bien esto. Cuando la luz está cargada de un tono el color baña las imágenes creando atmósferas que nos trasmiten una emoción. El color tiene por tanto un valor narrativo. Podemos bautizar por tanto a esta escuela como
la escuela del color narrativo por el uso que se hace de él. Está más presente en un tipo de fotografía no mediada; es decir, aquella hecha desde la intuición y el propio sentimiento que te causa una escena. Nan Goldin, Todd Hido o Jose Manuel Navia serían ejemplos claros.
En el otro lado de la línea que hemos trazado habría otra escuela diferente. En ella se entiende que el color no es solamente un sentimiento sino también un objeto. a muchos esta frase les habrá resultado confusa, pero esta vez, es mucho más fácil identificarlos. En esta escuela están Pérez Siquier, Lucio Fontana o Alex Webb. Es una fotografía mediada, pensada, analítica. No se busca que el tono de la luz bañe la imagen sino un tono neutro, un no-tono, para que cada color tome su propio cuerpo sin interferencias. Recordemos que esto es solamente una línea conceptual para establecer un mapa y no una regla. Podría llamarse a esta escuela,
la escuela del color objetual y en ella, como hemos dicho, cada color se materializa en los objetos o las formas, pudiendo adquirir a través suya una significación.
En este sentido conectan mucho conmigo aquellos fotógrafos que están al mismo tiempo en las dos escuelas desarrollando discursos alegóricos mediante un color. Podría mencionar a Daria Piskareva o Anni Lepalla pero también
El porqué de las Naranjas de Ricardo Cases, aunque en su caso la atmosfera la pone el golpe de fash.
Si lo pienso, no podría explicar que es el color rojo a un ciego de nacimiento pero podría decirle que su lengua y su boca es roja, que su sangre es roja y que si se araña fuerte la carne aparece un arañón rojo, aunque no creo que le importase en lo más mínimo. Quizá establecer éstas líneas conceptuales que yo ya tengo incorporadas en mi mirada no le importen tampoco a alguien que quiera ser ciego a entender las cosas de una determinada forma. Son simplemente eso, modos en entender las cosas, modos de mirar a mi alrededor. En cualquier caso a mi me apetecía profundizar un poco más en ello y de paso compartirlo.
