Muy buena por encuadre y por aprovechar la oportunidad de esa gama de rojos. Pero lo que redondea la imagen no es el juego cromático ni el atuendo de la protagonista, sino la silueta, que aporta un toque persecutorio y nos apela directamente a nosotros, primero como espectadores y luego como amantes de la fotografía, y nos hace cuestionarnos. Creo que es esa sombra la que hace que la fotografía gane un plus que la convierte en algo más, en una oportunidad para hacer otras reflexiones.
Por otro lado, sobre lo que comenta
@gerard_alis en cuanto a la originalidad: hay que diferenciar los refritos que se hacen buscando imitar a otros de aquellos que se producen por influencia visual y cultural. No coloco a uno por encima del otro, incluso diría que es mejor saber cuál es el marco conceptual que rodea a cada cual (a este respecto es muy ilustrativo el pequeño cuento de David Foster Wallace sobre los peces y el agua, animo a buscarlo), pero creo que sí es importante matizar la diferencia en cuanto a que el futuro de la mirada fotográfica en un caso será muy diferente del otro. Por otro lado, hay muchísimo material creándose todo los días. Es imposible conocerlo todo. Quizás algunos de los autores que conocemos nos parecen muy originales hasta que descubrimos sus referencias (pasa, por ejemplo, cuando un adolescente descubre el cine de Quentin Tarantino, que al no conocer todas las fuentes de las que bebe y a las que copia éste, suele creer que es un dechado de originalidad). Además, es curiosa la discusión sobre la originalidad porque es muy de nuestros tiempos. En la antigüedad, lo normal era utilizar una y otra vez los mismos temas y basarse en las mismas historias. Sólo en nuestra época nos hemos colocado en esa situación tan difícil de sostener de tener que crear manifestaciones culturales originales en un mundo donde es más fácil que nunca tener acceso al trabajo de los demás. El problema no es la copia, sino el hecho de querer copiar sin preocuparse de expresar algo propio, de colocar la estética por encima del concepto, porque cuando se copia meramente una estética se termina copiando algo vacío. Y eso termina, inevitablemente, en una pérdida progresiva de calidad.