El callejón del Duende.

Es un callejón, más bien medianera entre dos casas del barrio del Pópulo, la zona correspondiente a la época medieval de Cádiz. Fue descubierto no hace aún demasiado tiempo. Es un callejón curvado, como casi todas las calles de Cádiz, diseñadas para combatir al viento. (Cádiz es un paraíso entre dos mares: la "mare" que parió al levante, y la "mare" que parió al poniente). Si preguntáis a cualquier "gadita", os podrán contar unas cuantas leyendas al respecto, pero la más repetida es la que cuenta la historia de un capitán francés, cuando las tropas napoleónicas tenían sitiada a la amurallada ciudad de Cádiz, se enamoró perdidamente de una gaditana, que, a su vez, tenía a su novio prisionero de los franceses, así que, para conseguir liberarlo, consintió en el juego. El capitán se jugaba el tipo todos los días entrando en la ciudad para verse con la chica en nuestro callejón. Con lo que no contaba nuestra heroína era con enamorarse ella a su vez del militar francés, así que los encuentros eran cada vez más apasionados y con menos precauciones, hasta que sucedió lo inevitable y fueron sorprendidos, capturados y ajusticiados. Hay quien dice que aún hoy, en el Día de los Difuntos, de madrugada se escuchan los lamentos de la pareja, condenada a llorar su amor interrumpido cruelmente.

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La historia muy bonita y el callejón más, y la foto con su alegre colorido aún más.
 
Me gustan por partida doble, la narrativa y la foto muy lograda.
Un saludo
 
Hermoso rincón muy bien aprovechado y una preciosa foto con tonos excelentes.
 
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Gracias por pasar y comentar. Respecto a la historia, tiene todos los ingredientes del romanticismo. ¿No os suena la narración? Efectivamente, el relato nos recuerda casi inmediatamente (con todas las diferencias existentes, claro) a la inmortal gitana Carmen, de Prósper Mérimée. Hay quien apunta que el novelista pudo inspirarse en la historia, ya que era un enamorado de España, especialmente de Andalucía. Yo más bien pienso lo contrario: que quien fuera que elaboró la leyenda conocía la historia de los amores de Carmen, y la desarrolló con las variantes que podemos apreciar. Parece que ya así la historia pierde todo su romanticismo, ¿verdad? Pues no: aún hoy día, cuando llega el Día de los Difuntos los vecinos del barrio adornan el lugar con velas, en recuerdo de los amantes. Así que podemos decir que la sabiduría popular les ha dado todo el valor de la inmortalidad en el recuerdo a sus amores.
Respecto a la foto, me alegro de que os guste. Cuesta un poco hacerla porque el callejón está protegido por una verja de hierro, y hay que buscarle el encuadre. El único procesado que he hecho ha sido para darle viveza a los colores, porque la historia, a pesar de su desenlace triste me parece tan hermosa que merece esa apariencia casi de cuento.
 
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