En el año 2014 hice una exposición con 41 fotos, de la cual se publicó un libro, y todas ellas llevan un poema dedicado, y hecho exclusivamente para esa foto.
Este proyecto fue la celebración de un reencuentro de dos amigos, mi amigo Paco y yo; hacía más de 30 años que no nos veíamos. Amigos de la infancia y nuestras vidas, por motivos laborales se separaron a finales de los 70. El es escritor con varios libros de poemas editados y yo aprendiz de fotógrafo, así que nos surgió esta idea y la llevamos a cabo. Aquí os pongo una de las fotos con su correspondiente poema.
Encina-Reina by Antonio Perez, en Flickr
ORACIÓN PREVIA
Faro en los mares del secano.
Torreón de la loma.
Ansiado puerto de los brazos.
Única, pero no sola.
Perenne celosía del azul.
Señora, siempre tú.
Ella. Por siempre ella.
Su reino es de este mundo
y en solitario reina.
A su amparo acudía el hombre
durante el celo de la tierra;
cuando a su abrigo surgían
brotes tiernos de esmeralda
o el viento mecía olas de oro;
cuando el molino gruñía de hambre.
Junto a su trono
yacen miles de huellas derretidas:
agonizantes suelas de alpargata,
encallecidos pies descalzos,
o zapatos con ansias de botín.
A su sombra se ofrendaron
cántaros de sudor
y cascotes de orgullo roto,
tiras de piel que ampollas fueron,
quejidos de manos tiernas
sellando las alcarrazas,
morteros de gazpacho,
mordiscos enconados de vergüenza
en lenguas mudas de ignorancia;
ecos de hambre en los lebrillos.
Testaccios de miseria.
Hoy, ocaso gris de los brazos,
cuando el hombre desprecia
tu sombra ensombrecida
sumido en brisas a la carta;
me ha llegado tu estampa, diosa encina.
Este proyecto fue la celebración de un reencuentro de dos amigos, mi amigo Paco y yo; hacía más de 30 años que no nos veíamos. Amigos de la infancia y nuestras vidas, por motivos laborales se separaron a finales de los 70. El es escritor con varios libros de poemas editados y yo aprendiz de fotógrafo, así que nos surgió esta idea y la llevamos a cabo. Aquí os pongo una de las fotos con su correspondiente poema.
Encina-Reina by Antonio Perez, en FlickrORACIÓN PREVIA
Faro en los mares del secano.
Torreón de la loma.
Ansiado puerto de los brazos.
Única, pero no sola.
Perenne celosía del azul.
Señora, siempre tú.
Ella. Por siempre ella.
Su reino es de este mundo
y en solitario reina.
A su amparo acudía el hombre
durante el celo de la tierra;
cuando a su abrigo surgían
brotes tiernos de esmeralda
o el viento mecía olas de oro;
cuando el molino gruñía de hambre.
Junto a su trono
yacen miles de huellas derretidas:
agonizantes suelas de alpargata,
encallecidos pies descalzos,
o zapatos con ansias de botín.
A su sombra se ofrendaron
cántaros de sudor
y cascotes de orgullo roto,
tiras de piel que ampollas fueron,
quejidos de manos tiernas
sellando las alcarrazas,
morteros de gazpacho,
mordiscos enconados de vergüenza
en lenguas mudas de ignorancia;
ecos de hambre en los lebrillos.
Testaccios de miseria.
Hoy, ocaso gris de los brazos,
cuando el hombre desprecia
tu sombra ensombrecida
sumido en brisas a la carta;
me ha llegado tu estampa, diosa encina.
En esta trampa añil de soles falsos;
en esta esquina, imperio del neón,
deslumbras con tu reino de armonía:
un sueño de la alondra y la avefría
y el cielo de los búhos de algodón
en esta esquina, imperio del neón,
deslumbras con tu reino de armonía:
un sueño de la alondra y la avefría
y el cielo de los búhos de algodón
