Tuve la oportunidad de observar a este chico (el que está sentado) un largo rato ayer en Guadalupe (la localidad más bonita de España y cercana a mi localidad de residencia, Cáceres). Mientras yo comía, él esperaba... y tuve la sensación de que se exponía para que alguien viera su tristeza, su esperanza, su sueño... No sé qué pasó al final, porque en el tiempo que transcurrió entre que yo comí en una terraza próxima a él e hice las visitas (y fotos) oportunas, él no se movió del centro de las escaleras que, muy transitadas, llevan a la puerta del Monasterio. La gente se hacía fotos y selfies allí a su lado y pasaba veloz sin fijarse en él... No se movió. Y tampoco dejó de sujetar ese pañuelo de papel que fue lo que, en primer lugar, me llamó la atención. Dos horas después, yo me fui. Él allí se quedó. Ojalá se haya encontrado con lo que, durante tanto tiempo, esperó...
Sin título by Avanza con los pies en la tierra y la mirada en el infinito, en Flickr
Sin título by Avanza con los pies en la tierra y la mirada en el infinito, en Flickr