No te voy a contar la cantidad de veces que me he tirado por el puente-canal de niño. Ahora no soy capaz ni de asomarme. Hay que saber tirarse, porque la corriente es fuerte y puede arrastrarte. Lo de la gente mirando, es que hay muchísima gente en la playa. La Caleta siempre ha sido la playa de los que vivimos en la zona antigua de la ciudad, pero últimamente ha sido colonizada también por los extranjeros que nos visitan, porque es una playita con un encanto y una magia muy especial, a pesar de los casi ocho kilómetros de playa urbana que hay en la zona de extramuros.
Por cierto esta playa tiene uno de los atardeceres más bellos que se pueden contemplar.