Recuerdo hace unos años en Madrid. En el metro, 8 de la mañana (hora punta), con el vagón a reventar de gente camino del trabajo. A la altura de Núñez de Balboa, una chica joven, de unos 30 años, empezó a agobiarse a causa del calor y de lo apretujados que íbamos todos. Al final le dio una bajada de tensión y se desmayó. Nadie hizo NADA.
Recuerdo que estaba a apenas dos metros de ella, y a su alrededor la gente que se daba cuenta protestaba porque imaginaban que el "accidente" les iba a retrasar para llegar a su destino. Tuve que hacerme hueco como pude, llegar hasta ella y sacarla fuera a duras penas en la siguiente estación. Nadie me ayudó. En el andén, en uno de los bancos pegados al muro, la chica se fue recuperando poco a poco y la cosa se quedó en un susto. Pero aquel día me dio una rabia tremenda. Quiero pensar que otra mucha gente del vagón habría ayudado si no hubiera estado tan lleno, pero resulta significativo que casi todo el mundo alrededor no quisiera complicarse.
Muy triste lo de René Robert, y más aún teniendo en cuenta que era un hombre ya mayor.