Para mi también ha terminado siendo el favorito, en conjunto.
¡Ojalá lo tuviera cerca!
Tiene muchas cosas diferentes, encanto, ambiente,... y una luz preciosa para fotografiar (o al menos cuando yo estuve). Ya el remate es ver salir y entrenar las traineras.
Pero me gustó, sobre todo, que al margen del turismo bien integrado, se puede seguir viendo la vida que recuerdo de niño en los pueblos con puerto de mar, los grupos de chavales bañándose en los espigones del puerto, la gente de más edad paseando o sentada al sol, las familias con niños correteando por la hierba...
Mundaka mola mutxo
(*) Y además tienes Bermeo, que también tiene su encanto, pegado, a sólo 3 km