En el tren de Yangon a Bago (Myanmar), esperando a que el jefe de estación de la orden de salida.
De repente un anciano con su bastón entra en el vagón y reacciona con sorpresa al ver dos caras occidentales (las únicas en todo el tren). Su rostro, sus vestimentas, las marcas en su piel... Son testimonio de una intensa vida deseando ser contada.
No me anticipo a sacar la cámara; demasiados ojos en mí y no tengo la intención de llamar más la atención (mi barba pelirroja ya lo hace por mí).
Dejo que se aposente y descanse su exhausto cuerpo en la banqueta de madera. Al cabo de un rato, tanto yo como mi barba hemos desaparecido para él y se sumerge en sus propios pensamientos; Ese es el preciso momento en el que llama la atención, no por su apariencia, sino por todo lo que transmite.
Pensativo, mirando a través de una ventana al vacío, con su garrote apoyado en la ventana y con la luz acentuando cada una de las marcas de su piel.
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De repente un anciano con su bastón entra en el vagón y reacciona con sorpresa al ver dos caras occidentales (las únicas en todo el tren). Su rostro, sus vestimentas, las marcas en su piel... Son testimonio de una intensa vida deseando ser contada.
No me anticipo a sacar la cámara; demasiados ojos en mí y no tengo la intención de llamar más la atención (mi barba pelirroja ya lo hace por mí).
Dejo que se aposente y descanse su exhausto cuerpo en la banqueta de madera. Al cabo de un rato, tanto yo como mi barba hemos desaparecido para él y se sumerge en sus propios pensamientos; Ese es el preciso momento en el que llama la atención, no por su apariencia, sino por todo lo que transmite.
Pensativo, mirando a través de una ventana al vacío, con su garrote apoyado en la ventana y con la luz acentuando cada una de las marcas de su piel.