Este fin de semana tuvimos que ir a Madrid en un viaje express. Salimos de A Coruña el viernes por la tarde, hicimos noche y nos volvimos el sábado por la mañana. A la ida llevaba bastante prisa como para poder pararme, pero a la vuelta aproveché el poco tiempo que me dejaron las lluvias que nos acompañaron durante más de la mitad del trayecto y que sólo nos dieron un pequeño descanso mientras cruzábamos el Bierzo.
Lo que os dejo a continuación son cuatro imágenes que siempre tuve ganas de traerme de vuelta. Las dos primeras fueron sacadas en Mota del Marqués. La torre en ruínas del castillo que corona la colina es bien visible desde la autovía. Lo que poco me imaginaba yo era lo dura que es la subida. Lo peor no fue llegar casi sin aire a la cima, sino el poco espacio que hay para poder sacar una imagen "completa", que abarque la torre y que deje algo de holgura para que entre paisaje. La segunda es lo que queda de la iglesia del Salvador y la saqué durante el descenso, en un momento en el que el hueco de las ventanas dejaba entrever parte del horizonte y del cielo (en esta toma me torcí el pie y vi las estrellas entre las nubes).
Después de parar en Mota del Marqués fuimos a comer a Urueña y tiré algunas fotos desde la muralla y en la hermita que hay cerca del pueblo. Allí nos empezaron a caer las primeras gotas y decidimos tirar dirección Galicia lo antes posible. La lluvia nos acompañó todo el viaje y ya daba por perdida cualquier otra oportunidad fotográfica. Justo al llegar a Villafranca el tiempo mejoró un poco y las nubes comenzaron a levantarse. La imagen que ofrecían los montes era espectacular y salimos de la autovía buscando un lugar que nos diese una buena perspectiva, con tan buena suerte que paramos al lado de un viñedo y nos ofreció una composición que me pareció perfecta. Volvió a comenzar a llover y decidimos coger la N6 en vez de volver a la autovía, hicimos gasolina y continuamos por Veiga do Valcarce en dirección a Pedrafita. De nuevo, un pequeño respiro y, otra vez, los montes presentaban un aspecto casi mágico. Cogí por una pista forestal y subimos y subimos hasta que el estado (y la anchura) de la pista no ofrecía demasiadas garantías de no terminar despeñados por el lateral de la montaña. Busqué un tramo lo más recto posible (por si algún otro vehículo bajaba o subía) y tiré de freno de mano. La última foto son los montes de Veiga do Valcarce (más allá estaría O Courel) surcados por pistas forestales y con una pequeña aldea de 10 o 12 casas en la cumbre de uno de ellos.
No nos acompañó demasiado el tiempo (ni la disponibilidad ni el clima), pero estas cuatro escenas no me parecieron un mal balance para esta pequeña aventura. Espero que a vosotros también os gusten.
Castillo Mota del Marqués by Xosé Duncan, en Flickr
Iglesia del Salvador - Mota del Marqués by Xosé Duncan, en Flickr
O Bierzo by Xosé Duncan, en Flickr
Montes da Veiga do Valcarce by Xosé Duncan, en Flickr
Lo que os dejo a continuación son cuatro imágenes que siempre tuve ganas de traerme de vuelta. Las dos primeras fueron sacadas en Mota del Marqués. La torre en ruínas del castillo que corona la colina es bien visible desde la autovía. Lo que poco me imaginaba yo era lo dura que es la subida. Lo peor no fue llegar casi sin aire a la cima, sino el poco espacio que hay para poder sacar una imagen "completa", que abarque la torre y que deje algo de holgura para que entre paisaje. La segunda es lo que queda de la iglesia del Salvador y la saqué durante el descenso, en un momento en el que el hueco de las ventanas dejaba entrever parte del horizonte y del cielo (en esta toma me torcí el pie y vi las estrellas entre las nubes).
Después de parar en Mota del Marqués fuimos a comer a Urueña y tiré algunas fotos desde la muralla y en la hermita que hay cerca del pueblo. Allí nos empezaron a caer las primeras gotas y decidimos tirar dirección Galicia lo antes posible. La lluvia nos acompañó todo el viaje y ya daba por perdida cualquier otra oportunidad fotográfica. Justo al llegar a Villafranca el tiempo mejoró un poco y las nubes comenzaron a levantarse. La imagen que ofrecían los montes era espectacular y salimos de la autovía buscando un lugar que nos diese una buena perspectiva, con tan buena suerte que paramos al lado de un viñedo y nos ofreció una composición que me pareció perfecta. Volvió a comenzar a llover y decidimos coger la N6 en vez de volver a la autovía, hicimos gasolina y continuamos por Veiga do Valcarce en dirección a Pedrafita. De nuevo, un pequeño respiro y, otra vez, los montes presentaban un aspecto casi mágico. Cogí por una pista forestal y subimos y subimos hasta que el estado (y la anchura) de la pista no ofrecía demasiadas garantías de no terminar despeñados por el lateral de la montaña. Busqué un tramo lo más recto posible (por si algún otro vehículo bajaba o subía) y tiré de freno de mano. La última foto son los montes de Veiga do Valcarce (más allá estaría O Courel) surcados por pistas forestales y con una pequeña aldea de 10 o 12 casas en la cumbre de uno de ellos.
No nos acompañó demasiado el tiempo (ni la disponibilidad ni el clima), pero estas cuatro escenas no me parecieron un mal balance para esta pequeña aventura. Espero que a vosotros también os gusten.



