Al entrar por este puente me llamó la atención aparte de su enrevesada estructura, la chica allí sola, presa entre tanto hierro y sus sombras, atrapándola y rompiendo a la vista con su cuerpo los espacios vacíos entre farolas.
Su mirada, por contra, decía sentirse incómoda no por su "prisión" si no por mi descaro.
Su mirada, por contra, decía sentirse incómoda no por su "prisión" si no por mi descaro.