Aquí me paro, a contemplar con calma; el primer golpe de vista, ese contrapicado tan cinematográfico (tan propio de O. Welles) que dota al personaje de autoridad, con un caminar tranquilo, según se desprende de la posición de los brazos; la concordancia temporal entre vestimenta y faz, esa cara tan expresiva, que se orienta ligeramente a su izquierda en contraste con la mirada también ligeramente a su derecha; las líneas de fuga de todo el conjunto que acompañan de forma preciosa a la gama de grises, de oscuro a claro, de abajo a arriba; y en el centro el rostro destacando con esa luz que ya le rodea, como un halo; probablemente me he excedido en la extensión de mi análisis, pero tu fotografía me parece que se lo merece con creces; mi más sincera enhorabuena.