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Pues yo soy gilipollas porque le hago fotos a algunos cuadros, y oyes, no quedan tan mal a veces...una bonita gilipollez jaja. Tambien debo ser gilipollas por otras cosas jaja.
Me alegra que te agrade, @minitt. Tengo la impresión de que cada vez son más los museos en los que se prohíbe hacer fotos, aunque no creo que sea por el hecho de que traten de vendernos el libro o la postal ni porque pueda deteriorarse el patrimonio sino por las aglomeraciones que se montan delante de las obras más famosas de algunos artistas, que impiden el tránsito y que los demás podamos apreciarlas.
Yo tiro mucho en los museos porque en me encuentro la belleza concentrada y al público desarmado en su contemplación.
La foto demuestra haber estado allí, por una parte estamos fabricando nuestros recuerdos y/o si además se envía directamente a redes sociales .....voilà hemos satisfecho nuestro ego - eso es lo que demuestran estas fotos
Personalmente voy a exposiciones porque me gusta ver, descubrir y a veces hasta admirar otros trabajos aunque no sean exclusivamente fotográficos, todo suma
Es cierto que en los grandes museos suele haber mucha gente pero en pequeñas salas y galerías en general solo hay gente el día de la inauguración
Antes se prohibía principalmente porque era necesario usar el flash y los fogonazos continuos degradan el material, es un hecho demostrado, ahora con la posibilidad de subir el ISO no le veo tanto sentido a excepción de las aglomeraciones que se montan delante de ciertas obras
La segunda imagen es brutal, es la representación real de lo que ocurre en una calle cualquiera de cualquier ciudad. A ti te gusta fotografiar las relaciones de la gente con el arte y a mi me gusta fotografiar las relaciones que se establecen entre un espacio determinado y las obras de arte
Seguro que sí, @Dr.Strangelove, aunque mi duda es que creo que no lo has hecho todavía porque no te apectece, porque te llama más otra fotografía museística . La que yo practico es una fotografía cobarde, a traición, es, si quieres, el primer paso hacia otras fotos callejeras o sociales más "descaradas". La concentración ante el hecho artístico contemplado vuelve inmune, invisible, al fotógrafo.
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