Excelente tratamiento de los detalles y sus variaciones en cada una de las zonas de la imagen. La composición logra una notable tensión entre definición y desenfoque, especialmente de la manera en que se organiza los planos de la escena: la nitidez central, rodeada por un entorno que se disuelve en la incertidumbre.
Esta tensión es una dialéctica entre lo visible y lo invisible, donde no solo delimita lo que se ve, sino que también marca lo que se escapa. La densidad material de las escalinatas contrasta con la lejanía casi espectral de un rostro. Allí donde esa imagen parece desvanecerse, algo —una mirada, una presencia, una huella— se deja sentir con más fuerza, como si la visibilidad se abriera, por un instante, a otra forma de presencia.