Es extraño pero he estado en ambas situaciones. Fui vigilante de seguridad durante cerca de dos años, dejé el trabajo por la falta de respeto a mi tiempo libre y la ideología de muchos de mis compañeros y superiores. El caso es que un día haciendo un servicio en las oficinas centrales de una importante empresa de comida a domicilio entraron dos jovenes de traje y corbata en el hall principal, dentro del edificio y se pusieron hacer fotos a todo lo que había. Inmediatamente les pedí que pararan y llamé a mi superior, se justificaron diciendo que eran arquitectos y que estaban tomando ideas. Yo era de llamar al encargado de seguridad de la empresa, pero mi jefe los dejó ir. Me comentó que no valía la pena, y que ya si había plagio o alguna cuestión con derechos de autor que lidiara otros con ellos.
Al otro lado he estado varias veces, una de ellas quedó reflejada aquí,
Estaba en el metro
Ver el adjunto 98628 de Seoul, en la Estación Central esperando que mi señora saliera del baño, y estaba probando el enfoque de la entonces recién comprada Fujifilm X-100T. Oí a alguien gritar e instintivamente enfoqué y saqué la foto: el señor estaba chivándose que un peligroso occidental con cámara estaba en el metro. Los policías se acercaron me pidieron disculpas, me pidieron amablemente que no sacar fotos cerca de los baños y se fueron como habían venido
Por último, años después, de paseo tras el trabajo, vi un edificio bastante feo, decidí sacarle una foto. Me vino un interfecto a decirme si no sabia que estaba prohibido sacarles fotos a ese sitio, el señor iba de paisano, Le dije que no, que no había tampoco ninguna señal que lo prohibiese. Me fui y al cabo de caminar unos metros me paró una pareja de la guardia civil. Me preguntó si estaba sacando fotos a Centro de Seguridad de Nosequé, ¿la monstruosidad esa? Sí. Me tomaron la filiación, y me preguntaron porque hacía fotos, le expliqué que tenía cuentas en instagram, Flickr, y un blog en wordpress en aquel entonces. Entonces decidí sabotear mediante la complacencia. Al pobre guardia civil empecé a enseñarles las fotos de mis viajes, callejeras, retratos de Titán (mi Yorkie). El pobre no sabía donde meterse para deshacerme de mí, y yo insistía, “pero mire aquí que bonitas estas fotos de X lugar….” Volví a pasar muchas veces por ese sitio con la cámara en la mano pero nadie nunca me dijo nada más.