Top Fujista: Javier Mirón

Javier Mirón, Madrid. Web: Imágenes y palabras

En una época en la que la tecnología no estaba tan presente en nuestras vidas, el proceso por el que una imagen quedaba registrada en el negativo y luego se trasladaba al papel tenía una enorme atractivo para mí. Compré mi primera cámara allá por el año 1989, una Nikon F-801s que fue mi única compañera de aventuras fotográficas hasta la llegada de los pixeles. Desde Octubre de 1998 hasta Mayo de 1999 asistí a un curso (el único que he hecho en toda mi vida) en el que aprendí todo el proceso de una fotografía, desde la toma hasta la presentación final. Este curso cambió para siempre mi percepción de la fotografía y decidí montar un laboratorio fotográfico en mi casa para poder controlar el resultado final de mis imágenes.

Hasta el año 2001 no compré mi primera cámara digital, una Nikon E-995 cuyos resultados, comparados con los que me había dado hasta ese momento la fotografía química, fueron decepcionantes. Sin embargo, el avance imparable de la tecnología digital me fue convenciendo poco a poco de sus bondades y así se fueron sucediendo la Canon EOS 10D, 5D, 5D Mark II y 5D Mark III hasta que, en Septiembre de 2012 compré la Fujifilm X-Pro1, quizá, junto con el curso que he comentado anteriormente, el segundo hito realmente importante en mi vida fotográfica. Y, aunque sigo echando de menos ese mágico momento en el que el revelador hace aparecer poco a poco la imagen en el papel, tengo que reconocer que la fotografía digital me ha abierto puertas que nunca hubiera imaginado que existieran.

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Actualmente tengo una Fujifilm X100S y una Fujifilm X-Pro1 con los objetivos Fujinon XF 35mm f1.4 R, XF 14mm F2.8 R y XF 55-200mm F3.5-4.8 R LM OIS además de accesorios varios.

Admiro a Amsel Adams porque consiguió que me olvidara del color a la hora de fotografiar paisajes y me enseñó que una fotografía no se acaba cuando pulsamos el disparador, a Robert Capa por la coherencia de su trabajo y porque supo mostrar como nadie a los grandes perdedores de los conflictos bélicos, a Cartier-Bresson por su capacidad para captar con elegancia y maestría todo lo que sucedía a su alrededor. Y también admiro a José Benito, a Cristina García Rodero, a Chema Madoz, a Catalá Roca, a Ramón Massats, a Elliot Erwitt, a Steve McCurry, a Pierre Gonnord. La lista sería infinita. Pero también existen otros fotógrafos por los que siento una enorme admiración y de los que he aprendido mucho. Aunque no aparecen en las enciclopedias y son desconocidos para la gran mayoría, los considero no solo grandes maestros sino también amigos. Me gustaría destacar sobre todo a dos : Virgilio Hernando Vañó y Juan Ramón Rey Real.

De tu galería se destacan unas buenas muestras de fotografía callejera y de historias urbanas ¿Hay una búsqueda concreta que guía tus impulsos fotográficos o te dejas llevar por la espontaneidad del ritmo de la ciudad?

Me gusta salir a fotografiar a esas horas en las que la ciudad tiene poco ritmo. Normalmente salgo temprano o por la noche y elijo días en los que la climatología no invita a callejear. Me gusta fotografiar a las personas en sus momentos de intimidad o soledad en una ciudad como Madrid en la que es difícil estar solo, al menos físicamente. Camino mucho, observo mucho y, al contrario de lo que suele ser habitual, hago muy pocas fotografías. Siempre busco que mis composiciones sean armónicas, que todos los elementos importantes que aparecen en ellas estén ahí por alguna razón y se complementen. Por eso me identifico más con una fotografía urbana pausada, que me permita observar con cierto detenimiento la escena, una fotografía urbana en la que el famoso “instante decisivo” del que hablaba el maestro Cartier-Bresson sea algo más dilatado en el tiempo. Reconozco que me cuesta asumir esa máxima que dice que “es mejor tener una mala foto de un buen instante que no tener foto”. Pero creo que poco a poco voy asumiéndola. Entre otras cosas porque estoy de acuerdo con ella.

¿En qué proyectos fotográficos andas enredado?¿Ideas para el futuro?

Actualmente tengo un proyecto en común con unos buenos amigos también fotógrafos aficionados del que no puedo dar más datos. Y a medio plazo el proyecto que más me ilusiona es poder ver algún día mis fotografías en una sala de exposiciones.

Imágenes y palabras son dos caras de una misma moneda. No podría elegir unas u otras. Las dos me sirven para liberar mis emociones. Pero me resulta más fácil la fotografía. Escribir es un acto más íntimo y personal.

¿Puedes contarnos alguna anécdota interesante o comprometida que te haya sucedido durante tu quehacer fotográfico? 

Recuerdo una en especial porque supuso un peligro para mi integridad física. Fue un Domingo a primera hora de la mañana. Había quedado con un buen amigo para hacer fotografías por Madrid y cuando estábamos en la Plaza de Santa Ana, un hombre que pensaba que le estábamos fotografiando me lanzó una botella de cristal mientras vociferaba todo tipo de insultos. Por suerte, la botella se estrelló contra el suelo y no contra mi cabeza. Pero, anécdotas aparte, la fotografía urbana suele ser tranquila.

¿De cuál de tus trabajos estás más orgulloso? 

Hay muchas fotografías de las que me siento especialmente orgulloso. Pero si tuviera que elegir una me quedaría con “El pintor”, una imagen tomada en la Plaza Mayor de Madrid que podéis ver en esta galería y que creo que es muy representativa del tipo de fotografía urbana que me gusta hacer.

Acabamos la entrevista pidiéndote un consejo para aquellos que se inician en el mundo fotográfico.

Una fotografía, como cualquier otro tipo de manifestación artística, busca despertar sentimientos y emociones en aquellos que la contemplan. La técnica, el aprendizaje y las opiniones deberían tener como único objetivo ayudarte a buscar lo que te emociona, a saber plasmarlo en una imagen y a identificarte con ella. ¿El éxito y el reconocimiento?. Bueno, son conceptos muy relativos que dependen de la altura a la que sitúes tus metas y de tu nivel de frustración si no las alcanzas. Yo estoy aquí porque me han propuesto inaugurar esta magnífica sección : “TOP Fujistas”. Eso significa que hay personas que han valorado mi trabajo. Para los “gurús” del éxito seguramente sea un reconocimiento insignificante. Yo lo valoro mucho y me anima a seguir adelante. Y otra cosa. Hoy en día, la estupidez y el amiguismo mal entendido son llaves que abren muchas puertas. No las uses. Quizá la inteligencia o la honestidad no te ayuden a abrirlas con tanta facilidad pero sentirás que ese esfuerzo adicional ha merecido la pena.