Hace más de 6 años publicamos una entrevista al fotógrafo getxotarra Diego Jambrina, un habitual en las primeras selecciones semanales de nuestra comunidad con su amada Fujifilm X100 primigenia. Ha pasado mucho tiempo -una eternidad en la era digital- y Diego nos confiesa que se sorprende por los cambios en su visión fotográfica desde aquella colaboración en el blog: «refleja un Diego que ya no existe. Me asusta y me alegra a partes iguales».
Hoy vuelve para presentarnos «En otra parte», un fotolibro con el sentimiento de soledad como hilo emocional. Os dejo con sus fotos y sus palabras:
Yo pensaba que la fotografía estaba compuesta por imágenes más o menos bellas, más o menos curiosas, más o menos singulares, pero un día, casi de golpe y porrazo, aprendí que la fotografía estaba compuesta de emociones. Ni la belleza, ni la curiosidad, ni la singularidad eran más o menos nada.
Fue entonces cuando aprendí la verdadera importancia de la fotografía.
Decía José Manuel Navia, que un fotolibro no se ve, sino que se lee, porque, poco a poco, página a página, foto a foto, el libro te va contando una historia. Y esa es la grandeza de la fotografía, y del arte en general, que te cuenta algo, que te emociona, que te hace estremecer de miedo, de angustia, de risa, de optimismo. La belleza con que lo hace, tampoco es tan importante.
Por eso, ya no disfruto de la fotografía una a una, como lo hacía antes. Ahora, para mí, la fotografía tiene sentido en un entorno y en plural. Una exposición, como la que hay ahora mismo en la Sala Rekalde de Bilbao (“Con la boca abierta” de Cristina García Rodero) es una obra en sí misma, no es un evento para mostrar obras. Y lo mismo pasa con los libros. Un fotolibro es una obra per se, pero, ojo, no cualquier libro.
Hace algo más de 6 años solo entendía el fotolibro como una recopilación de fotografías de un mismo autor. Como los libros de Photo Poche, por ejemplo. Una colección de pequeños libritos de bolsillo, cada uno de un fotógrafo, que te muestra la capacidad fotográfica del autor, pero que no te cuenta nada más. Y aunque estos libros me encanten –tengo unos cuantos, y, poco a poco, iré comprando más y más– me parece que se quedan algo cortos.
Los fotolibros deben transmitir una emoción, deben contarte una historia, hablar sobre un hecho concreto, responder a la típica pregunta que siempre hacemos con una novela o con una película. Y esa pregunta es ¿de qué va?
Esta pasión por los libros de fotografía, entendidos como piezas artísticas, que ha ido creciendo en mí poco a poco durante los últimos años, se unió a la necesidad de poner punto y final a una oscura etapa de mi vida. Y como resultado salió mi propio fotolibro.
Su título es «En otra parte» y va de un sentimiento propio de multitud de personas que a pesar de vivir en sociedad y de moverse por lugares superpoblados, se sienten absolutamente solas. Porque cuando se vive en soledad, independientemente del lugar en el que se esté, se está siempre en otra parte.
Es por tanto la representación de un sentimiento universal a través de una mirada personal.
Las fotografías que hay en esta entrada pertenecen al libro. Y si mi visión de la fotografía y esta pequeña muestra os parecen atractivas, podéis entrar en mi web y ver el trabajo entero.
Por desgracia hoy en día es difícil trasladar esa mirada visual trascendiendo la foto bonita de mil likes en Instagram. Gran trabajo el que nos presentas Diego. Saludos.
Muchas gracias.
Me encanta tu nombre :))
Sin desmerecer tu trabajo, yo cero que sí que hay fotorafías con un valor en sí mismas, atemporales, terenas y sin necesidad de contextualizar en una serie. De hecho, creo que son la mayoría de grandes fotos que guardamos en nuestro imaginario. Suerte con el fotolibro, tiene una pinta estupenda. ¿No has pesado en distribuirlo en algun punto?
Es verdad, Raskolnikov, que hay fotografías que tienen mucho valor por sí mismas. No hace falta que mencione como ejemplo ninguna ahora, porque, como dices, todo el mundo guarda grandes fotos en nuestro imaginario, y yo también, por supuesto. Eso es una realidad. Lo que quería era expresar que el pequeño placer que tengo con una sola fotografía no se parece en nada al gran placer que tengo con el conjunto de muchas fotografías, si es que éstas guardan un hilo conductor.
Y respecto a hacer una distribución por los puntos tradicionales, me supondría tener que elevar mucho el precio del libro. Y ya sabemos que este mercado es muy limitado, como para, además, salir con un libro caro.
De todas formas, la fórmula que os propongo para comprar no dista demasiado de una compra online.
Muchas gracias, por tu comentario.
Excelente trabajo, felicidades
Muchas gracias, Javier. Es muy ilusionante que guste el trabajo entre la gente que está metida en este mundo.