«Miradas de Camboya y Vietnam»: un viaje con la X-E1 por Marta Béjar.

Autora del artículo: Marta Béjar, Barakaldo (Bizkaia). Web: Galería de Flickr

Hace ya casi un año que me pasé a la Serie X de fuji por motivos de espalda sobre todo, y no podría estar más encantada con el cambio. Me hice con una Fuji X-E1 y el XF 18-55mm, más adelante completé el equipo con el Fujinon XC 50-230, un flash Fuji EF20 y recientemente el popular Samyang 12mm, que aún estoy domesticando.

Aunque me llevé el 18-55mm, el tele, el flash y el trípode, sólo necesité la X-E1 y el 18-55mm para fotografiar un maravilloso viaje de 19 días por Vietnam y Camboya. Tras un vuelo de casi 13 horas aterrizamos en Hanoi a primerísima hora de la mañana. Con una temperatura cercana a los 40º y una humedad superior al 90% la primera impresión de Vietnam fue agobiante. Empecé a temer por la integridad de la X-E1, demasiada humedad…

Lo que más me gusta de estas cámaras, a parte de su peso y tamaño, es que pasan bastante desapercibidas, perfectas para retratar a la gente con más o menos discreción. Teniendo en cuenta que no suelo hacer fotografía de personas desconocidas por falta de atrevimiento (por eso tiro más de paisaje o urbanas en general), esta característica ayuda bastante. Aún así, no iba a desaprovechar por nada del mundo la oportunidad de fotografiar una cultura tan diferente.

Asia en general es un continente muy poblado y totalmente distinto de Europa o América, por lo que es fácil encontrar situaciones que nos llamen la atención a los occidentales. Por ese motivo también es complicado aislar a un sujeto, hay que tirar de perspectiva, composición y desenfoques para centrar la atención.

La humedad en Vietnam es altísima y más en la época en la que fuimos: inicios del monzón; así que estaba un poco expectante por cómo se iba a comportar la X-E1 y si daría algún problema. Sin embargo, aguantó como una titana jornadas de calor y humedad casi extremos sin más inconvenientes que los cambios de batería y tarjetas pertinentes. De hecho aguantó bastante más que nosotros, que acabábamos agotados al final del día.

A pesar de que las dos grandes ciudades de Vietnam: Hanoi y Saigón, están superpobladas y aparentemente es donde se dan más oportunidades de fotografiar personas, son tan caóticas que me resultó complicado aprovechar más la situación. Fue en la pequeña Hoian, donde hice los retratos que más me gustan del viaje. Más limpios y centrados en los protagonistas, sin más distracciones.

Tengo que decir que aquí aprendí a utilizar la ruleta de compensación de la exposición, en un retrato nocturno que se me antojó especialmente difícil y al que tuve que dedicarle un rato y bastantes disparos. Por suerte los modelos aguantaron en el sitio y la respuesta de la X-E1 captando el ambiente de las luces fue excelente.

En Camboya el clima es algo más benévolo, ni tanto calor, ni tanta humedad. Al menos los días que estuvimos allí. Mucho más soportable todo.
Bastante menos poblada que Vietnam, Camboya es conocida por sus espectaculares templos de Angkor. Es ahí donde más en falta eché un AF más rápido en la Serie X a la hora de fotografiar personas, la mayoría niños que corrían de un lado para otro y a los que era complicado cazar. De todos modos, es tan alta la calidad de las fuji y me tienen tan enamorada sus colores, que puedo pasar sin un autoenfoque ultrasónico.

En definitiva, con un pequeño equipo como la Fuji X-E1 y el 18-55, me bastó para cubrir 19 días por el Sudeste Asiático fotografiando sus paisajes, ciudades y gentes con una calidad altísima, unos colores espectaculares y sin acabar harta de llevar colgado al cuello un equipo de kilos.