Cinco razones para usar lentes manuales con nuestras cámaras sin espejo.

Además del universo Fujinon de lentes de enfoque automático, ahí afuera existe todo un mundo de posibilidades para adaptar viejas -y no tan viejas- ópticas manuales de muy buena calidad. Las últimas actualizaciones de firmware para la Fuji X-E1 (version 2.00) y para la Fuji X-Pro1 (versión 3.01) incluyen la función del resaltado de picos de enfoque o “focus peaking”, una ayuda enorme para el enfoque manual y un aliciente más para dar el paso y decidirnos a experimentar con objetivos procedentes de otras monturas.

Destacamos cinco motivos para  incorporar a nuestro equipo fotográfico una lente manual adaptada:

1. Hay situaciones de disparo en las que no podemos fiar el foco a un automatismo:

• Cuando la profundidad de campo es muy limitada, caso de la fotografía macro o  incluso de retratos en primerísimo plano tirados a abertura de diafragma muy abierta, donde clavar el foco en los ojos o en otro rasgo es de vital importancia.
• En las escenas nocturnas, momentos en los que hasta los sistemas más avanzados de autoenfoque se despistan constantamente.
• En tomas con muchos pequeños detalles y poco contraste donde necesitamos tener  el control total para enfocar exactamente donde nosotros queremos.

El enfoque manual es entonces la opción más satisfactoria. Y en este terreno una lente de vieja escuela destaca sobre objetivos automáticos porque su aro de enfoque tiene un recorrido mucho más largo, permitiendo una precisión milimétrica. En el caso de las lentes Fujinon de nuevo cuño, el enfoque manual no es directo sino asistido por motor eléctrico, lo cual puede ayudar a la precisión pero no a cambiar el punto de foco de manera ágil y rápida.

2. Un objetivo manual es una óptica que puede ser adaptada a diferentes monturas con sólo cambiar de adaptador y que no será un lastre si en algún momento decidimos cambiar de sistema. Las cámaras sin espejo son especialmente versátiles  porque  permiten hacer uso de las lentes para telemétricas y para cámaras réflex. Si tenemos un objetivo con montura Leica-M adaptado a nuestra Fuji X-Pro1, seguirá siendo utilizable para un futuro sistema de sensor de formato completo de Fujifilm.

3. La construcción de muchas de estas lentes manuales son las propias de tiempos donde el plástico no era dominante en los diseños de los fabricantes. Una lente asequible como la Pentax-M 50mm f/1.7 es un tanque de metal y cristal, que resistirá mucho mejor a una caída que la mayoría de objetivos manufacturados en la última década. Su aspecto final montado en una Fuji X-E1 genera un fetichismo de lo «retro» difícilmente argumentable pero muy habitual entre los aficionados a la fotografía.



5. Empezar a usar una lente manual puede ser una experiencia didáctica y divertida.  En mis inicios fotográficos, la tercera lente que pasó por mis manos después de un zoom estándar y un teleobjetivo, ambos con autoenfoque, fue una Helios 44-4 58mm f/2 de montura M42. Y me hizo aprender mucho. Desde ser más creativo con los ángulos y perspectivas -era mi primer lente de focal fija-  a ser mucho más consciente de la abertura del diafragma y su relación con  profundidad de campo.

Por otra parte, muchas lentes manuales producen un bokeh cremoso o, al menos, con una personalidad propia. El Helios de la fotografía de más arriba crea un desenfoque nervioso que genera una atmósfera inquietante que da juego en muchas fotos.

En los próximos días  publicaremos algunas experiencias con objetivos manuales y veremos el resultado que varios fujistas logran obtener con su preciada y añeja cristalería.