No hace mucho publiqué una foto de un grafiti y alguién comentaba que lo importante no era la fotografía, que el mérito era del grafitero. Y digo yo....
Todo lo que fotografiamos, de una u otra manera ha sido creado. Un paisaje lo modela el mar, el viento; la propia naturaleza. Detrás de un edificio hay un arquitecto y unos albañiles. La catedral de Santiago no está allí por casualidad. Si hacemos fotografía de producto, hay alguien que ha diseñado un frasco y otros que han creado un perfume, por ejemplo. Para hacer un retrato hay una puesta en escena con ropa, maquillaje, unas gafas...
Los que hacemos fotografías somos observadores de todo eso, nos llama la atención, nos conmueve o es nuestro modo de vida; al final se trata de inter-actuar con el observador y comunicarle alguna de estas cosas. Por eso pienso que inmortalizar el arte efímero, como puede ser un grafiti, es algo incluso hasta necesario. Aunque lo haya hecho "otro".