Allí estaba yo, echando de menos a mis floripondios y mis luces, perdido en un mundo lleno de humanos y ansioso por hacer alguna foto, me encendí un pitillo, mi doña huyó de mí por no soportar la verguenza agena que sentía al ver a su desvergonzado marido echar humo en un lugar prohivido para esos menesteres, se apoyó en ese poyete a esperar mientras contemplaba la belleza del lugar y zasca, la afoté.
¿Te vale como making off?

