Destral
Fujista Habitual
Hace poco se me puso a tiro una X20 por un buen precio y me fui a por ella. Cada vez me llaman más la atención las veteranas del sistema, y esta gama de compactas en particular me generaba mucha curiosidad. Recordemos sus características principales: sensor minúsculo de 2/3 de pulgada, X-TRANS II de 12 megapíxeles, visor óptico con panel digital superpuesto con indicación de velocidad, apertura y punto de enfoque (además de sincronizado con el zoom), objetivo 28-112mm (equivalente FF) f2-2.8 sorprendentemente nítido, todo ello en unas dimensiones (117 x 69,6 x 56,8 mm) y peso (353 gramos) muy reducidos.
Aquí la tenemos:
Mi idea con ella era, aparte de incorporarla a lo que está empezando a ser una pequeña colección de Fujis veteranas, intentar usarla como cámara lúdica para todos los días, es decir, para tenerla siempre en la mochila del trabajo por lo que pueda surgir. Últimamente, ese papel lo estaba jugando la XE2 con el 27mm. Llevo unos días llevándola y sacando algunas fotillos para probarla, de esas que sacas sin muchas pretensiones, simplemente para documentar momentos.
Mi conclusión provisional es que puede cumplir ese papel, siempre que estés dispuesto a asumir las limitaciones de una tecnología de 2013 y del tamaño de su sensor. El AF cumple, pero no le pidas maravillas en situaciones algo complicadas. Está al nivel de la T1, más o menos. El ruido lo maneja regular, digamos que un ISO a más de 800 empieza a ser un problema. Sus 12 megapíxeles obligan a ser cuidadosos con la composición, porque el margen para recortes es mínimo. (Aunque esto último, más que como un defecto, prefiero tomármelo como un reto y una oportunidad para mejorar). Como último handicap reseñable, diría que su pequeña batería NP50 se agota relativamente pronto, mucho antes que la de sus hermanas mayores. El visor óptico a mí me está gustando más de lo que hubiera sospechado, pero es pequeño y no cubre la totalidad de la imagen, lo que ves a través de él está un poco recortado respecto al resultado final (al revés sería peor, claro). La pantalla trasera es fija. Las simulaciones se limitan a Provia, Velvia, Astia, Negativo S y H y Monocromo (Y, R, G). La configuración de botones está limitada al Fn.
Por el lado positivo, y dejando aparte lo bonita que es y lo bien construida que está, encontramos su tamaño y peso, la facilidad de manejo y, sobre todo, la sorprendente versatilidad y calidad de su objetivo, luminoso y nítido en todas las focales. Además tiene una función macro bastante decente para fotografía de aproximación. Los colores son espectaculares. Y aunque esto es totalmente subjetivo, voy a destacar lo divertido que es usarla y las buenas sensaciones que he tenido sacando fotos con ella. No sé si es el visor óptico o qué, pero es lo más parecido a fotografiar en analógico que me he llevado al ojo.
En fin, que a pesar de las limitaciones y peajes de una tecnología a la que se le notan las costuras del tiempo, estoy disfrutando de la experiencia y voy a seguir usándola a diario (o casi) durante al menos un tiempo más. Es una lástima que Fuji haya abandonado esta línea de cámaras, compraría una actualizada sin dudarlo.
Les dejo algunas fotos de muestra, en distintas condiciones de luz y a diferentes distancias focales.
Aquí la tenemos:
Mi idea con ella era, aparte de incorporarla a lo que está empezando a ser una pequeña colección de Fujis veteranas, intentar usarla como cámara lúdica para todos los días, es decir, para tenerla siempre en la mochila del trabajo por lo que pueda surgir. Últimamente, ese papel lo estaba jugando la XE2 con el 27mm. Llevo unos días llevándola y sacando algunas fotillos para probarla, de esas que sacas sin muchas pretensiones, simplemente para documentar momentos.
Mi conclusión provisional es que puede cumplir ese papel, siempre que estés dispuesto a asumir las limitaciones de una tecnología de 2013 y del tamaño de su sensor. El AF cumple, pero no le pidas maravillas en situaciones algo complicadas. Está al nivel de la T1, más o menos. El ruido lo maneja regular, digamos que un ISO a más de 800 empieza a ser un problema. Sus 12 megapíxeles obligan a ser cuidadosos con la composición, porque el margen para recortes es mínimo. (Aunque esto último, más que como un defecto, prefiero tomármelo como un reto y una oportunidad para mejorar). Como último handicap reseñable, diría que su pequeña batería NP50 se agota relativamente pronto, mucho antes que la de sus hermanas mayores. El visor óptico a mí me está gustando más de lo que hubiera sospechado, pero es pequeño y no cubre la totalidad de la imagen, lo que ves a través de él está un poco recortado respecto al resultado final (al revés sería peor, claro). La pantalla trasera es fija. Las simulaciones se limitan a Provia, Velvia, Astia, Negativo S y H y Monocromo (Y, R, G). La configuración de botones está limitada al Fn.
Por el lado positivo, y dejando aparte lo bonita que es y lo bien construida que está, encontramos su tamaño y peso, la facilidad de manejo y, sobre todo, la sorprendente versatilidad y calidad de su objetivo, luminoso y nítido en todas las focales. Además tiene una función macro bastante decente para fotografía de aproximación. Los colores son espectaculares. Y aunque esto es totalmente subjetivo, voy a destacar lo divertido que es usarla y las buenas sensaciones que he tenido sacando fotos con ella. No sé si es el visor óptico o qué, pero es lo más parecido a fotografiar en analógico que me he llevado al ojo.
En fin, que a pesar de las limitaciones y peajes de una tecnología a la que se le notan las costuras del tiempo, estoy disfrutando de la experiencia y voy a seguir usándola a diario (o casi) durante al menos un tiempo más. Es una lástima que Fuji haya abandonado esta línea de cámaras, compraría una actualizada sin dudarlo.
Les dejo algunas fotos de muestra, en distintas condiciones de luz y a diferentes distancias focales.
Me has dado ganas de rescatar mi X10 y hacer con ella algunas fotos de vez en cuando.
