las fotos no cuentan historias, son un fragmento de tiempo y espacio. lo que ves es lo que hay en la foto. nada más.
lo que te haga pensar o imaginar no tiene que ver con la foto, tiene que ver contigo, con el que mira
Estoy de acuerdo, pero ¿te parece poco que sean un fragmento de tiempo y espacio ?
Pues ya está: historia contada.
Parte de la Historia. Como si eso fuera moco de pavo. Pregúntale a cualquier investigador, historiador, sociólogo, antropólogo, etc., si mirar una foto, cualquier foto (aunque las haya que aporten más información y otras que menos) no le cuenta cosas, historias. Pequeñas o grandes, da igual. La Historia grande se escribe con historias pequeñas.
Es que parece, después de lo escrito y leído, que cada vez que uno dispara, tuviera que parir el Guernica o la Quinta de Beethoven.
Me sorprende el poco valor que se da a las cosas sencillas.
En ellas estamos y en ellas nos va (y se nos pasa) la vida.
Ese compañero que dice que hace sus fotos para tener recuerdos porque su memoria no es buena, creo que no se da cuenta de que, además, está documentando una vida, un momento, un lugar (muchos, seguramente). Y no sólo se estará contando a sí mismo una historia en cada imagen guardada, se la está contando a muchas personas que la ven y quién sabe si en 50 años, a alguien que ignora y quiere saber cómo vestíamos, qué comíamos, en qué nos gustaba emplear el tiempo, si llegó un puto virus y nos cambió la forma de ser, de vivir, de pensar...no sé.
Recuerdo como si fuera ayer, una anécdota que me ocurrió mientras viví y trabajé en un país africano, en 2009.
Yo era profesor allí y siempre llevaba conmigo una cámara, incluso trabajando. Hacía fotos a diario, a cualquier cosa, lugar, persona o situación que me motivase a hacerlas. Sigo haciéndolo, pero lógicamente un cambio cultural tan grande, motiva mucho más, al menos a mi.
Un día un alumno me vio hacer una foto a una pieza de una instalación electrónica que se usaba allí. Debió de pensar algo parecido a "el profe blanquito se ha vuelto loco, hace fotos a lo primero que se le pone delante". Y con cara de curiosidad me preguntó: ¿Por qué esa foto, qué historia quieres contar con ella?.
Mi respuesta fue algo como "Pues mira, yo he visto algo que me ha interesado, más allá de una simple pieza. He visto formas, líneas en fuga, un patrón de repetición, incluso he visto antes de hacer la foto, cómo quería hacerla para verla después como la he imaginado, con un desenfoque selectivo que diera protagonismo a unas partes sobre otras, con una estética determinada que a mi, me gusta".
Y él, que también era alumno de un curso de realización (de imagen), me contó que el profesor les había inculcado que siempre hay que contar una historia. Y que el primer paso, siempre, era pensar qué historia quieres contar.
Debió de quedarse sorprendido cuando le dije "Eso está bien, pero no te tomes todo siempre tan a pecho, tan a la tremenda. Dejarse llevar, relajarse y disfrutar de lo que se está haciendo, dejar que las cosas te digan cosas, que las historias surjan por si mismas...es tan importante o más que tener un plan premeditado y calculado al milímetro. Las historias, están ahí, en cada pequeña cosa, en cada pequeño acto o en cada momento aparentemente sencillo e inocente" (por supuesto no es una cita literal, pero fue algo muy parecido, porque es lo que pienso).
También le dije que igual no tenía que hacer tanto caso -caso sí, pero sin llevarlo a extremos encorsetados- a lo que decíamos los profesores.
Y él, muy inteligente, me respondió "entonces a esto que me estás diciendo, tampoco tengo que hacerle mucho caso". Exacto, tampoco demasiado, le dije yo.
Y nos partimos de risa ambos.
Era un alumno súper creativo, muy aplicado, con una imaginación y un potencial, por encima de la media. Ojalá no me haya hecho mucho caso a mi, pero tampoco tanto al corsé que le vendió el otro maestro.
Perdón por la extensión, espero que se haya entendido la historia

que pretendía contar.