Que yo sepa, en ningún caso he pretendido conceder "valor" a una fotografía en función de su soporte. Efectivamente el contenido siempre es superior al continente, en todos los casos. El problema es que sin continente no hay contenido que valorar. Y mi intención, en este hilo en particular, no es hablar, en absoluto, de otras cualidades fotográficas más allá de la conservación del soporte.
Yo tengo fotografías familiares del tiempo de mis bisabuelos (y tengo 69 tacos) en perfecto estado. Si las trasladamos al tiempo actual, es absolutamente impensable que esas fotos se conservaran en un soporte digital sencillamente porque tal conservación dependería, directamente, del afán, los cuidados y conocimientos actualizados de las generaciones sucesivas, circunstancias que no han necesitado, evidentemente, las fotos que han llegado a mis manos y en las que puedo ver a mi madre, con apenas un año de edad, en brazos de mi bisabuelo materno, en una imagen de extraordinaria calidad que, simplemente, ha permanecido todos esos años transcurridos en el interior de una lata, junto con otras muchas gracias a las cuales puedo ver las calles de mi ciudad, Alicante, sus playas, su puerto, sus edificios emblemáticos y sus gentes de primeros del siglo XX. No, amigo, no. Las fotos de Vivian Maier (como las de tantos otros) se han conservado porque, probablemente, han estado guardadas en unas condiciones similares a las de mi familia, nada especiales ni exigentes, por cierto. En cambio, yo tengo TODAS mis diapositivas de los años 70 y 80 como para echarlas directamente a la basura, a pesar de haber estado conservadas todos estos años en cajas herméticas y en armarios en lugares oscuros y secos. Y no ha importando que su procesado haya sido más o menos escrupuloso porque no cabe hacer distinciones en ese sentido entre unas y otras ya que las más cuidadosamente tratadas están en idéntica situación.
Y esto no es denostar el hecho digital como un avance en el concepto fotográfico sino, a lo sumo, debatir sobre alternativas fiables de conservación para que la fotografía actual sea, en el futuro, un documento, un testimonio de los tiempos. Y, hoy por hoy, la electrónica está lejos de conseguir la suficiente estabilidad y seguridad para que eso ocurra, al menos, a nivel de usuario o familiar. Así que permíteme que, por supuesto, valore mucho más, en este sentido, la perdurabilidad que me brinda el papel sobre el "dígito" electrónico.
Y en cuanto al pedo del sol, obviamente sus efectos son bien distintos en función de su magnitud. Y no necesariamente supondría la extinción del planeta. Bastaría que se escapara una pedorreta para que todos los sistemas electrónicos del planeta se fueran al carajo. Y, con ellos, lo digital. Claro que, a la vista de lo que somos, poco se perdería realmente más allá del infinitesimal lugar que ocupamos en el universo. Personalmente me conformo con que mis bisnietos tengan la oportunidad de conocerme y de sentir algo parecido a lo que yo siento con esa foto de mi bisabuelo con mi madre en sus brazos.
Yo tengo fotografías familiares del tiempo de mis bisabuelos (y tengo 69 tacos) en perfecto estado. Si las trasladamos al tiempo actual, es absolutamente impensable que esas fotos se conservaran en un soporte digital sencillamente porque tal conservación dependería, directamente, del afán, los cuidados y conocimientos actualizados de las generaciones sucesivas, circunstancias que no han necesitado, evidentemente, las fotos que han llegado a mis manos y en las que puedo ver a mi madre, con apenas un año de edad, en brazos de mi bisabuelo materno, en una imagen de extraordinaria calidad que, simplemente, ha permanecido todos esos años transcurridos en el interior de una lata, junto con otras muchas gracias a las cuales puedo ver las calles de mi ciudad, Alicante, sus playas, su puerto, sus edificios emblemáticos y sus gentes de primeros del siglo XX. No, amigo, no. Las fotos de Vivian Maier (como las de tantos otros) se han conservado porque, probablemente, han estado guardadas en unas condiciones similares a las de mi familia, nada especiales ni exigentes, por cierto. En cambio, yo tengo TODAS mis diapositivas de los años 70 y 80 como para echarlas directamente a la basura, a pesar de haber estado conservadas todos estos años en cajas herméticas y en armarios en lugares oscuros y secos. Y no ha importando que su procesado haya sido más o menos escrupuloso porque no cabe hacer distinciones en ese sentido entre unas y otras ya que las más cuidadosamente tratadas están en idéntica situación.
Y esto no es denostar el hecho digital como un avance en el concepto fotográfico sino, a lo sumo, debatir sobre alternativas fiables de conservación para que la fotografía actual sea, en el futuro, un documento, un testimonio de los tiempos. Y, hoy por hoy, la electrónica está lejos de conseguir la suficiente estabilidad y seguridad para que eso ocurra, al menos, a nivel de usuario o familiar. Así que permíteme que, por supuesto, valore mucho más, en este sentido, la perdurabilidad que me brinda el papel sobre el "dígito" electrónico.
Y en cuanto al pedo del sol, obviamente sus efectos son bien distintos en función de su magnitud. Y no necesariamente supondría la extinción del planeta. Bastaría que se escapara una pedorreta para que todos los sistemas electrónicos del planeta se fueran al carajo. Y, con ellos, lo digital. Claro que, a la vista de lo que somos, poco se perdería realmente más allá del infinitesimal lugar que ocupamos en el universo. Personalmente me conformo con que mis bisnietos tengan la oportunidad de conocerme y de sentir algo parecido a lo que yo siento con esa foto de mi bisabuelo con mi madre en sus brazos.