En una entrada anterior os hablaba de lo que acostumbro a hacer para esos momentos en los que te apetece colgar la cámara y no volver a apretar el obturador. Hablaba de “el modo viaje” que es el modo que intento lograr para que a pesar de conocer lo que voy a fotografiar me sorprenda. Esto nos sucede cuando viajamos porque al desconocer el paisaje: sus gentes, aromas y demás nos atrae e invita a retratarlo.
Cuando no me apetece salir a hacer fotos, me distraigo haciendo fotocomposiciones como esta.
El esqueleto del pescado que se ve, lo encontré en un banco de imágenes gratuito, me gustó y comencé a crear lo que yo llamo, una “cadena de pensamientos”.
-Podría hacer una foto con una raspa de pescado y un gato relamiéndose. Vaya, no tengo gato. Bueno, pero podría ser un niño chupándose los dedos frente al escaparate de una pastelería o quizá una mujer mordiéndose el labio al ver pasar a un tío buenísimo. Da igual qué elementos fuera a utilizar, pero ya había encontrado qué concepto captar, el deseo.
Desde ese momento mi cerebro busca la foto y en general ese concepto cuando salgo a fotografiar por la calle. No es sencillo encontrarlo.
Como estaba en periodo de encierro, volví al ordenador y busqué otra cadena de pensamientos.
-La raspa del pescado es un cadáver. Si la sitúo en el mar es muy común, mejor lo haré en una piscina. No murió de forma natural. Hay un asesino de sardinas, y si hay un asesino, habrá un investigador al frente del asunto. Lo llamaré el inspector Smith y «El asesino de sardinas» será su primer caso.
Esto dio lugar a una serie de composiciones del inspector Smith que andan colgadas en Instagram. Me encontré con la dificultad de poner rostro al inspector y al final llegué a la conclusión de que siempre aparecería en sombra o de espaldas. Le di más importancia a los casos que a su cara. Una vez que entré en “modo viaje” fue sencillo continuar con la serie. Tan solo era cuestión de poner al protagonista en situaciones extremas y al frente de distintos casos. Mi cerebro ya está activo para tal fin.
¿Qué es la cadena de pensamientos?
A diario para completar una acción encadenamos pensamientos hasta llegar a nuestro objetivo, eso sí, lo hacemos de manera inconsciente. Imaginemos que hoy tenemos una cita a la que queremos asistir, pero que sabemos que llegaremos tarde y que la persona a la que vamos a ver no lo soporta. Todas esas evasivas que te imagines son pensamientos encadenados para conseguir un objetivo, en este caso llegar tarde a la cita sin que se enfade tu acompañante.
Cada uno se habrá inventado una historia para justificar el retraso y por lo tanto habrá puesto en marcha una sucesión de pensamientos con un objetivo que podríamos llamar, justificación.
Encadenando pensamientos de forma consecuente y creativa
Piensa qué cosas harías si mañana decidieras no ir a trabajar. Intenta construir una cadena que te lleven a determinadas acciones.
¿Jugamos? vuelve a pensar qué harías mañana si decides no ir a trabajar, pero al despertar descubres que tienes un superpoder, el que quieras.
Imagino que la cosa habrá cambiado y lo ha hecho porque le hemos añadido de manera consciente un detonante que hace que la acción o el proceso varíe. El ejemplo es muy obvio, pero hemos logrado transformar lo cotidiano en algo infrecuente.
En esto es un maestro Chema Madoz. El forero @jdelrivero nos propuso el visionado de esta entrevista:
El objetivo es transformar lo cotidiano en algo infrecuente
Sobre el minuto trece Madoz cuenta que un profesor y como ejercicio, le encerró en una habitación sin apenas objetos y le pidió disparar dos carretes enteros. ¿Sabes qué hizo el profesor? Le obligó a entrar en “el modo viaje”, le forzó a que los pocos objetos de esa sala le sorprendiesen. Además, estoy seguro de que tuvo que encadenar bastantes pensamientos para completar los dos carretes. Cuenta Chema Madoz en la misma entrevista, que este ejercicio le cambió en cierto modo la percepción de su fotografía.
Según escribo y después de volver a ver el vídeo, se me ocurre contar una historia con cubiertos. Se llamará “la trágica vida de una familia de metal”:
- El casamiento. Plano cenital. Sobre una mesa una cuchara y un tenedor frente a frente al lado de la cuchara una servilleta blanca a modo vestido de novia.
- El nacimiento. Plano cenital. Sobre la misma mesa entre la cuchara y el tenedor ahora hay una cucharilla, que mira hacia arriba. Cuchara y tenedor miran a la menor.
- La tragedia. Plano frontal de la mesa. La cuchara y el tenedor miran hacia el suelo. Sujetamos con hilo, celo o lo que sea la cucharilla a media altura de la mesa. Hacemos dos fotos una con cucharilla cayendo y otra sin ella. Posteriormente borramos en Photoshop la cinta o lo que hayamos usado para sujetar la cucharilla. Conseguimos que la cucharilla aparezca cayendo.
- La separación. La cuchara y el tenedor de espaldas uno al otro, como emprendiendo caminos distintos. Fin de la tragedia y la cucharilla.
Es un ejemplo estúpido, pero vamos a analizar lo sucedido y los elementos que lo desencadenaron.
El detonante fue el vídeo. Después de verlo encadeno pensamientos queriendo contar una historia con los cubiertos. Mi cerebro se deja sorprender, entra en “modo viaje” y crea una historia, absurda, pero crea una historia y además la forma de contarla.
No hace falta que tengamos una idea genial, tan solo es necesario que a través de estas pautas u otras, mantengamos despierto nuestro cerebro y el deseo de fotografiar en esos momentos en los que las musas nos dieron de lado.
Déjate sorprender, convierte lo mundano en algo fantástico y saca a la calle a tu costosa y apreciada cámara.
Muy buen articulo. gracias
Gracias Xixo por la lectura y el comentario.
Un saludo
Menudo chute de inspiración. He disfrutado mucho con los dos artículos David, y enseguida mi cabeza se ha puesto a buscar historias aunque de momento sin mucho éxito. Ya saldrán 🙂
Enhorabuena por tu trabajo y gracias también a Jon por dejar espacio en el blog para estas historias que son tan interesantes como la nueva XT4 😉
Hola Aitor
El chute me lo das tú. Me hace pensar que quizá te ayude en algo y que en breve encontrarás el estímulo necesario. Me gustaría que así fuera.
Un saludo y gracias
Muy interesantes, como siempre, tus reflexiones, David.
Gracias por compartirlas.
Muchas gracias Javier y un saludo
Te vamos a tener que llamar »el inspirador», David. Enhorabuena por el trabajo y el desarrollo del artículo. Se nota que tu profesión te facilita la labor de contar y narrar esas histórias en las fotocomposiciones además de ayudarnos a nosotros a verlas y emprenderlas. Gracias por servir de guía, un camino por el que comenzar 🙂
Muchísimas gracias Tecla. No sé qué contestar.
Me ha gustado tanto tu comentario que me he quedado sin palabras…
Si en algo puedo he podido ayudar, me doy por satisfecho. Gracias de veras.