El anuncio de la Instax Mini Evo Hybrid en diciembre me produjo una sensación de déjà vu: se presentaba al mundo una cámara revolucionaria que aunaba un corazón digital con la posibilidad de imprimir fotografías Instax a discreción. Pero, ¿en serio algunos medios lo presentaban como novedad? Esto ya lo había visto y probado antes, y se llamaba Instax SQ10, la primera cámara híbrida que además inauguraba el formato Instax Square.
Recordé los buenos momentos que pasé afotando con ella e inmediatamente sentí deseos de tener la posibilidad de probar la Instax Mini Evo, básicamente por su promesa de una mayor calidad en las impresiones. Además, solventaba dos de los problemas más grandes de su antecesora: una portabilidad y estética más bien dudosas.
Corazón digital, alma analógica
La mini Evo es una cámara Instax con la que puedes equivocarte y ahorrarte impresiones fallidas
A la Fujifilm Instax Evo se le pone la etiqueta de cámara instantánea híbrida: básicamente incorpora un sensor digital muy sencillo y una impresora Instax que recibe los datos de la tarjeta SD. Tras accionar el obturador, las fotografías no se imprimen inmediatamente sino que se almacenan en la memoria para tomar la decisión de la pasarla a papel posteriormente. De esta última manera diríamos que se coge lo mejor de los mundos Instax y digital al poder obtener una impresión segundos después de tomar la foto, pero con la posibilidad de equivocarte y desechar capturas insatisfactorias.
¿Una Instax para el público masculino adulto?
Me parece una preciosidad de cámara. No puede ser de otra manera porque los responsables de Fujifilm han reconocido que la estética de la Instax Mini Evo bebe de las líneas de diseño de la serie X100, una línea de cámaras de culto reverenciada por la mayoría de los fujistas. Un estilo sobrio, elegante y con un toque retro que -aseguran los de Fujifilm- intenta encandilar a un público masculino con la adolescencia superada hace tiempo. Aunque me da un poco de risa lo del target de género, principalmente porque la mayoría de mujeres que han pasado por la comunidad fujista son precisamente fans enamoradas de la X100 y sus sucesoras, es bastante cierto que el negro y gris de la Instax Mini Evo tiene bastante poco que ver con el estilo desenfadado -por decir algo comedido- de la mayoría de las coloridas Instax. Yo mismo me siento más cómodo callejeando con esta cámara pensada para un público más viejuno.
La magia del papel instantáneo
Hace falta hacer un inciso en nuestro relato para afirmar contundentemente que la Fujifilm Instax Mini Evo es carne de marketeo: es una camarita sin grandes capacidades técnicas (1/5 pulgada sensor) que te saca una impresión pequeña que podía ser muy mejorada con más tamaño y calidad en un servicio de impresión como los dioses mandan. Pero el argumento principal de su aparato mercadotécnico es difícil de rebatir, si realmente eres creyente de la magia de Instax. Lo grande es que mantiene intacta la sensación de inmediatez primigenia de una época en la que no existían los smartphones, las pantallas LCD en las cámaras ni el Whatsapp. Y lo hace aún más mágico y significativo si cabe al convertir esa inmediatez en algo material, físico y palpable, una rareza en el mundo virtual en el que vivimos.
Instax mantiene intacta la sensación de inmediatez primigenia de una época en la que no existían los smartphones, las pantallas LCD en las cámaras ni el Whatsapp
Cambiando el visor por una pantalla LCD
En la primera toma de contacto con la cámara y aún hoy en día, cada vez que la utilizo la tras una jornada o dos de inactividad, me pasa lo mismo: al empuñarla me la llevo al ojo para descubrir una vez más que no tiene incorporado el habitual visor óptico de las Instax. Tras unos instantes de confusión, redescubro que tengo que encuadrar la fotografía a través de la pantalla LCD.
Quizá la eliminación del visor óptico sea la mayor concesión al espíritu analógico de las Instax de toda la vida, aunque la “hibridación” de la Instax Mini Evo exigía esta prescindir de este elemento que de otra manera habría aumentado innecesariamente sus dimensiones.
La pantalla LCD es un panel sencillo de tres pulgadas y 460.000 puntos. Sobra para la resolución de las fotos que vamos a capturar, y adecuada para mostrar la interfaz de menús y de parámetros de disparo. En los días invernales con buena luminosidad en los que he la he utilizado la cámara, he encontrado el brillo de la pantalla más que suficiente. No tenemos funcionalidad táctil.
¡Esta Instax enfoca!
Al margen de la pantalla, el autoenfoque es una de las adiciones más bienvenidas de la Instax Mini Evo habitualmente ajenas al ADN Instax (con la excepción de la Instax SQ10). Sólo hay un área de enfoque al centro: para encuadrar en otro área es necesario apretar el botón del obturador a la mitad y reencuadrar. He decir que ha superado bastante mis magras expectativas iniciales ya que, aunque no sea un prodigio de velocidad, apenas he experimentado un puñado de fallos de autoenfoque. A ello ayuda, claro está, el hecho de que el sensor es minúsculo y el objetivo tiene una abertura máxima de sólo f/2, lo cual da como resultado una profundidad de campo que da pie a pocos errores. El desenfoque de fondo es algo desconocido en esta Instax Mini Evo, salvo en las fotografías en la que aprovechamos la distancia mínima de enfoque de 10 centímetros.
Como nota curiosa cabe mencionar la presencia de una opción de autoenfoque por detección de rostro que funciona de manera bastante precisa. No especialmente funcional con sujetos con mucho movimiento dentro del encuadre pero con retratos más o menos reposados nos permite una toma de fotografías más espontánea al no tener que encuadrar y reencuadrar constantemente con la zona central.
Potencia fotográfica de otra década (pasada)
El rendimiento general de la Instax Evo Mini no es para tirar cohetes. Es lenta en operar y pasa un lapso prolongado entre foto y foto, de entre 3 y 5 segundos dependiendo de los filtros elegidos, para poder encuadrar y disparar de nuevo.
Por otra parte, el proceso de impresión no es instantáneo como con las cámaras Instax puramente analógicas. Desde que eliges la fotografía hasta que accionas la palanca de impresión pasan unos 5 ó 6 segundos de procesado que, al menos, se ven amenizados por una simpática animación en la pantalla que simula la expulsión de la película desde el interior de la cámara. Alguno me ha comentado que ese proceso cancela parte de la magia analógica de la Instax Evo Mini aunque, sinceramente, creo que aumenta aún más la emoción del momento de la impresión, aunque sea con un efectismo digital.
Calidad de imagen
Es en los días soleados y escenarios coloridos cuando las Instax alcanzan su usabilidad y gloria. Siempre es posible tirar de flashazo frontal para compensar la falta de luz, y eso es algo que funciona bien en contextos sociales y festivos pero, salvo que lo utilicéis con una intencionalidad creativa concreta, no es algo recomendable para compensar la falta de luz natural.
La Instax Mini Neo tiene un rango de sensibilidad ISO de 100 a 1600, lo cual, unido a una abertura máxima de f/2, te permite anular el flash y operar en interiores con iluminación más pobre o incluso en escenas de noche con buen alumbrado urbano. Si bien no es posible seleccionar manualmente la sensibilidad ISO de la cámara, considera que el automatismo hace un buen trabajo para que realicemos un disparo con una velocidad de obturación suficiente y evitar desenfoque por trepidación. No he tenido apenas problemas en ese sentido.
A ISO base, hay riqueza en los colores, si bien los detalles más finos vistos al 100% de ampliación no alcanzan toda la gloria que esperamos para el estándar fotográfico de la presente década. Aun con ésas no sólo llega el nivel requerido para exprimir al máximo la resolución de la película, sino también a la hora de considerar su ampliación en otro medio de impresión. Son 5 megapíxeles (2560×1920 píxeles) que bastan para ampliaciones de calidad notable a 15x20cm.
Las fotos generalmente aguantan bien a sensibilidades de ISO medias, al menos si su destino es imprimirlas en la película instantánea. Como era previsible, cuando la luz empieza a escasear de verdad es cuando los detalles se difuminan a una textura plasticosa y los grises pierden sus matices para ennegrecerse de manera inevitable. Aun así, el trabajo de optimización del revelado interno es muy bueno: el ruido nunca tiene un aspecto muy digital y la apariencia en ISOs altos es más “química” que en las cámaras de sensor minúsculo que podemos considerar equivalentes.
Controles: un trabajo soberbio
¿Qué podemos decir de los controles de la cámara? Un fotógrafo acostumbrado al diseño intuitivo de los cuerpos de la Serie X tal vez encuentre la disposición de los diales, botones y menús bastante diferente a lo habitual… Sea como sea, las variables de control y de funcionamiento son tan sencillas que la curva de aprendizaje se acaba aplanándose velozmente.
Me gusta mucho la presencia de dos botones de obturación tanto para el disparo de la cámara en horizontal como para el encuadre vertical habitual de este formato. Este último está situado en la parte frontal de la cámara junto al objetivo.
El control más adictivo de la Instax mini Evo es la palanquita «Print» de impresión, al perfecto alcance del pulgar. Me gusta mucho el hecho que sea un control físico, pero lo que realmente me toca la fibra sentimental es la rosca y la resistencia mecánica que mimetiza el sonido de enrollamiento del carrete de las cámaras de película de antaño. El «clac» final al soltar la palanca te invita a mover el pulgar una y otra vez, en enfermizo bucle… Sin duda, el mayor acierto en el diseño de esta cámara.
Otra genialidad en el diseño de la Instax Mini Evo son los diales de control de filtro y efecto de lente que nos permiten jugar con el procesado y acabado final de las fotografías. Uno se encuentra en el minúsculo barril del objetivo y el otro se sitúa en la zona superior de la parte trasera de la cámara. Es quizá este dial trasero el control que más me ha costado utilizar a la hora de elegir los filtros puesto que disparando en horizontal se ha de accionar con el pulgar izquierdo y estoy acostumbrado a ajustar la mayoría de los parámetros de mis cámaras sólo con la derecha. En los últimos días de uso de la Instax mini Evo he comprendido de la verdadera gracia de las Instax es saber jugar con la verticalidad de su impresión y es entonces, girando la cámara 90º, cuando he encontrado con la perfecta comunión entre los dos diales y el botón de obturación, bien manejables con dos dedos de la mano derecha.
100 combinaciones diferentes
Los de Instax proclaman ufanamente que la Instax Mini Evo tiene “100 formas de expresarse” que la convierten en una máquina de creatividad: éste es el resultado de combinar los 10 modos de objetivo con los 10 filtros de película.
Modos de efecto de lente de la Instax mini Evo
- Normal
- Viñeta
- Enfoq suave
- Difuminado
- Ojo de pez
- Cambio color
- Fuga de luz
- Espejo
- Doble Expo
- Medio marco
Filtros de película de la Instax mini Evo
- Normal
- Intenso
- Pálido
- Lienzo
- Monocromo
- Sepia
- Amarillo
- Rojo
- Azul
- Retro
Unos cuantos ejemplos de las combinaciones posibles:
En el mundo real, a no ser que quieras convertir tu álbum Instax en una exposición delirante de colores y estilos discordantes tan propio de las primeros años de Instagram, lo ideal es ceñirse a dos o tres combinaciones favoritas.
Al margen de los combos de uso general, me gusta mucho tener a mano herramientas de creatividad genuina como el modo espejo, el marco doble o la doble exposición. El uso de todas estas combinaciones da para mucho y es otra historia que tiene que ser contada en otra ocasión.
Batería y almacenamiento
La mini Evo utiliza tarjetas Micro SD para almacenar más de 10.000 fotos en una memoria de 16GB. Si no hemos insertado ninguna tarjeta en la cámara, podemos tirar de la memoria interna auxiliar, una rareza técnica en los últimos tiempos que nos puede sacar de un apuro para guardar hasta 45 fotografías.
¿Qué hay de la batería? Se trata de una unidad interna no extraíble, una característica que, aunque puede ser cómoda, nunca es buena noticia con vistas a la durabilidad a largo plazo de la cámara. Se carga a través de un cable micro USB estándar y Fujifilm declara que es capaz de alimentar hasta 100 fotografías y 20 impresiones. En mi primera sesión he contabilizado más de 120 fotografías y media docena de impresiones y todavía quedaba un mínimo de batería.
Aplicación «mini EVO»
Con la app mini Evo podemos mandar una foto desde el smartphone a la Instax y tener cualquier imagen impresa en segundos
Con la Instax mini Evo se estrena una nueva app del ecosistema Instax para dispositivos móviles iOS y Android. En este caso es un software exclusivo para la cámara que reúne de manera bastante intuitiva las funcionalidades de transferencia de archivos entre cámara y móvil/tablet, disparo remoto de la Instax desde el smartphone, o la de impresión de fotografías de nuestro dispositivo móvil en la impresora de la Instax mini Evo. Todas las operaciones se realizan mediante Bluetooth y no he tenido ningún problema o error de uso ni en mi móvil Android ni en el iPad.
Una de las funciones que hacen más versátil a la Instax mini Evo es la de imprimir las fotografías enviadas desde nuestro dispositivo móvil a través de la app. Tan fácil como seleccionar la fotografía en la galería del smartphone o tablet y mandarlo a la mini EVO conectada para tener la impresión lista en unos segundos.
Menos agradable es la transferencia de fotografías desde la mini Evo al dispositivo móvil. Aunque técnicamente sería un proceso muy fácil, los de Fujifilm han decidido poner una condición un tanto molesta: es necesaria la impresión física previa de las fotos que queramos compartir virtualmente. Sólo de esta manera se desbloquearán las fotos en la cámara para posibilitar el envío al smartphone. Como consuelo parcial, las imágenes serán enmarcadas digitalmente emulando de manera muy resultona un escaneo de foto física.
Calidad de impresión
Las Instax siempre han destacado por una calidad de impresión bastante «normalita», una definición de la imagen un tanto «lo-fi» que parecía intrínseca a la fotografía instantánea. Todo cambia con la Instax Evo Mini: la resolución se dobla desde los 300 ppp a los 600 ppp con respecto a modelos de cámara e impresoras instantáneas anteriores. Así, las impresiones a 1200×800 píxeles en las películas Instax Mini de 46 mm × 62 mm se equiparan en resolución a las impresiones realizadas con la Instax Wide Link de 99 mm × 62 mm. Se nota, y mucho, en el acabado final, con un detalle en el papel que jamás había visto en una Instax.
Instax Natural vs Instax Rich
Una de los ajustes menos claros de la Instax mini Evo es la de la del modo de calidad de impresión que afecta al tratamiento de los colores y el contraste a la hora de pasar las fotografías a papel. Por un lado tenemos el modo Instax Natural, el equivalente a los tonos más pastelosos y clásicos de las fotografías instantáneas de siempre. Por otro lado, el nuevo modo Instax Rich afirma mostrar «una representación de los colores más rica».
Para un usuario de cámaras Fujifilm, el paralelismo más lógico es pensar en un modo de simulación de película neutra como PRO Negative Standard frente a una modo de simulación de película con más contraste y saturación como el Velvia. Esta última es una película que suelo desechar porque no suelo ser amigo de los tonos recargados y porque el exceso de contraste puede eliminar detalles de las sombras o las luces altas.
Tras haber imprimido la mayoría de fotografías con el modo Instax Natural, he acabado descubriendo que el modo Instax Rich no tiene nada que ver con los colores delirantes del Velvia. De hecho, con Instax Rich conseguimos exprimir mucho más los detalles de los colores, pero sobre todo de las luces altas. Debería convertirse en nuestro modo de impresión por defecto
Fotografías que en la pantalla LCD de la evo Mini se ven correctas, imprimiéndolas con Instax Natural aparecen con las luces quemadas. Es mucho más fiel al espíritu Instax pero, personalmente, su efecto prefiero reservarlo para series fotograficas más concretas.
Conclusión
¿Merece la pena esta Instax? Depende desde el punto de vista que lo analices. Mirándola desde el lado más frío, echas un vistazo a su precio recomendado, 199€, y te das cuenta que hay smartphones en el mercado a un precio equivalente con unas posibilidades fotográficas mucho mayores en cuanto a rendimiento, resolución, calidad de imagen bruta, portabilidad y versatilidad. Es difícil debatir desde un punto de vista estrictamente utilitarista.
Pero la fotografía en estado puro tiene poco que ver con fichas técnicas carentes de emoción y es desde esta perspectiva donde la Instax mini Evo Hybrid puede brillar: en un mundo digital y “líquido” el reclamo de una concreción física, palpable -y a la vez inmediata- de nuestros recuerdos no deja de ser un atractivo muy poderoso entre fotógrafos de todas las generaciones. La mini Evo no deja de ser un instrumento fotográfico básico, diríase rudimentario considerando su rendimiento y conteo de píxels. Pero tiene un funcionamiento intitutivo, divertido y liberador, imprime fotos, y de muy buena calidad en comparación a lo que habíamos visto antes en Instax. Permite la plasmación de nuestros recuerdos de la manera más poderosa en el sentido que podemos tenerlos expuestos de una manera material y cercana en cualquier rincón de nuestro hogar, en un álbum físico, de los de verdad…
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Mi pareja cerró este mes su taller floral en la parte vieja vitoriana. Un rincón considerado entrañable y mágico por muchos de sus amigos y asiduos que, por desgracia, no pudo estar a la altura de las exigencias de productividad y marketing que permiten a una autónoma o autónomo sobrevivir en este país. Afortunadamente, su proyecto cierra para revivir en el entorno rural con otros ritmos y planteamientos. Tuve una cuantas de mis fotos expuestas en la tienda y, curiosamente, unas de las que mejor se vendieron como parte de las creaciones florales fueron las tomadas con una Instax SQ10 durante el par de semanas que la tuve de prueba. La Instax Mini EVO Hybrid recoge más de lo mismo que ésta pero tiene más posibilidades de filtros y efectos, incluye más resolución a pesar de su menor formato de impresión y, además, resulta infinitamente menos «trasto» y más portable. Te inspira, dan ganas de sacarla a pasear e invocar tu lado fotográfico más creativo para mostrarlo después fuera de las pantallas.
Posiblemente pienses que esto sea todo una sarta de bobadas sin sentido y que con tu Fujifilm (o tu Huawei) puedas capturar fotos técnicamente mucho mejores y pasarlas a papel con calidad máxima en el servicio de impresión de turno. Sí, seguro, casi tan seguro de que está Instax Mini EVO no sea para ti. Pero si tienes ese punto lúdico y fotoexplorativo, si crees en la magia del papel instantáneo, quizá que este artefacto híbrido te sorprenda con bastantes momentos de puro juego y placer fotográfico liberado de excesivas zarandajas técnicas. Algo que, te lo aseguro, de vez en cuando viene muy bien…
Que buena! Se agradecen estos analisis de Instax Jon. Una cosa, las fotos de la Mini Evo pasadas al movil estan en formato cuadrado o las has recortado tu?
Tienen formato cuadrado. Perfectas para compartir en la red social que ya tu sabeh…
¿Para qué sirve ese botón «+»? Magnífico trabajo, me recuerda mucho a la review que hiciste de la XPro3. Ojalá te prodigaras más con este tipo de entradas.
Gracias, Santi. El botón + sirve para añadir tus combinaciones favoritas de efectos de lente + filtros de película.
Buena review, Jon aunque se me ocurren mejores selfis que ese 😂 Nunca vi nada sobre la SQ10. Publicaste algo sobre ella en fujistas? Quizá no tuvo mucho éxito?
La próxima vez intentaré poner cara de influencer guapetón 😬 De la SQ10 publiqué una review en Instaxeros, una web que pasó a mejor vida por falta de apoyos… La cámara fue una gran propuesta de Instax pero es un cacharro muy grande, además de que estéticamente creo que echa un poco pa’trás. Y eso en el mundillo de las instantáneas es bastante clave.
Me ha encantado tu reseña, ha reafirmado mi deseo de que me la regalen en mi próximo cumpleaños. Estoy de acuerdo, tiene un aspecto inspirado en mi querida X100.
¡Que mayor está tu niño!!! la última vez que nos vimos estabais recien embarazados.
Un beso.
Se me había pasado tu comentario, Ana, ¡cuánto tiempo! Me alegra mucho que te haya gustado el análisis de la mini Evo y haberte ayudado a elegir regalo 😅 El pequeño Luka tiene ya 6 años y está empezando a hacer sus primeros pinitos fotográficos precisamente con esta Instax 😀
Espero que te vaya todo bien… Y que se normalice todo de una vez para planear más temprano que tarde otro encuentro fujista en Zaragoza. Me cae una lagrimita sólo de imaginármelo.
¡Un fuerte abrazo!