Me consta de buena tinta que la SQ10 permitirá seguir disfrutando de la "magia de lo inesperado", pues dispone de dos modos de trabajo: auto y manual. Un pequeño interruptor en la parte izquierda de la cámara nos permite seleccionar entre el clásico modo auto (de disparo directo) o manual, en el que podremos variar la exposición, aplicar hasta 10 filtros diferentes o viñetear la foto (ya sea oscureciendo o aclarando las esquinas).
La Instax SQ10 dispone de un sencillo menú en el que podremos acceder a las 50 capturas que permite la memoria interna de la cámara (con una Micro SD, depende de la memoria de la tarjeta) y borrar las que no queramos, detalle que facilita no llenarnos de fotos indeseadas.
Uno de los puntos que más me han llamado la atención es la óptica: la luminosidad máxima es de ƒ/2.4 y la distancia mínima de enfoque es de apenas 10cm. Si a esto sumamos que el sensor ofrece una rango de sensibilidades comprendidas entre 100 y 1.600 ISO y que la SQ10 facilita disparar con una velocidad de obturación de hasta 10 segundos, quién no se animará (¡por fin!) a hacer fotos en interiores sin flash?
Fuji se ha marcado un tanto importante con la Instax SQ10: recupera el clásico formato cuadrado, amplía el tamaño de las fotos (respecto a la Instax Mini), aplica su experiencia en la fabricación de cámaras digitales y amplía el espíritu Instax, al incorporar filtros y viñetas, cuyo efecto podemos comprobar antes de mandar imprimir la foto (si disparamos en modo manual).
Salu2