arquitectura

De un reciente paseo barcelonés. Un saludo.

En el interior del MNAC. Una es la puerta de salida (los museos tienen un sentido de circulación, al menos propuesto) de una de las secciones del museo, y la otra... ¿contribuía a la iluminación de la sala aledaña? Un saludo.

Fotografía del emblemático hotel barcelonés desde el puerto. Un saludo.

Una de las iglesias de San Esteban de Gormaz. Un saludo.

La escalera de acceso a la segunda planta del TEA, en Santa Cruz de Tenerife. Un saludo.

En el pueblo abandonado de Larrosa, en el valle de la Garcipollera, en el corazón del valle del Aragón. Un saludo.

En el Espacio de las Artes de Tenerife (TEA), porque en ocasiones continente y contenido dialogan sobre la belleza. Un saludo.

Una parejita de Tenerife. Un saludo.

En el magnífico Museo de Bellas Artes de Asturias, del que ya he subido más de una muestra fotográfica, Un saludo.

Algo del románico local. Un saludo.

De un paseo por esta bonita ciudad portuguesa. Un saludo.

Entiendo que los arquitectos se inspiren en la naturaleza, en el pasado, y a mí me recuerda algo a los cascos griegos. Será cosa mía. Un saludo.

Fotografía tomada en el interior del TEA de Tenerife. Desde fuera me gustó tanto su interior que tuve que colarme dentro. Un saludo.

Leí por algún sitio que la Universidad Laboral de Gijón era el edificio más grande el país, me acerqué a verlo con el 24-70 de Tamron y la Nikon d750 y solo me pude traer algún trozo. Dejo una muestra. Un saludo.

Desde el interior del Museo de Bellas Artes de Asturias. Un saludo.

La iglesia románica de San Fructuoso, en Barós. Al fondo, la peña Oroel Un saludo.

Una de esas rehabilitaciones de un edificio histórico que te dejan, al menos a mí que soy un profano, con la boca abierta. Un saludo.

En Viana do Castelo, presidiendo la ciudad, guardándola. vigilando la desembocadura del río Limia en el Atlántico. Justo a la caída de la tarde, en un cielo sin nubes ni estrellas pero con las luces que iluminan el santuario ya dadas. Un saludo.

Hacía tiempo que no me volvía la fijación que tuve durante una buena temporada por tirarles fotos a las puertas, pero parece que en ese viaje me volvió y no me pude o quise resistir. Un saludo.

Una obra del escultor gallego Francisco Leiro que tuve la oportunidad de disfrutar en el MARCO de Vigo. Un saludo.