No necesitas explicarte, a mí no me preocupa que me censures por expresar una opinión; me trae sin cuidado, en realidad.
Otra cosa es que acepte darte la razón, porque la tienes.
Cuando subí la foto, lo hice sin ninguna intención premeditada, más allá del hecho de compartirla y ver qué recibimiento tenía, como siempre. Fue a la hora de ponerle título (que, como ya he comentado en alguna ocasión, me resulta una obligación comprensible pero tediosa y antipática), que se me ocurrió el que acabé poniendo, más guiado por mi estado de ánimo en el momento que tratando de buscar una coherencia entre imagen y texto, que, evidentemente, no existe.