Los Museos Vaticanos tienen mil rincones para los que harían falta horas y horas para fotografíar. Qué digo horas, ¡días! Estas salas y pasillos tienen mucho encanto, me gusta la luz amarillenta del techo. Por poner una pequeñísima pega: la veo levemente caída hacia la derecha, nada grave
Hermanolobo: Ya estás tardando en ir a Roma. Es de las ciudades más fotogénicas que conozco. Incluso sus cosas más negativas –suciedad, cierta decadencia, etc– tienen su punto desde el prisma fotográfico. Eso sí, ojo con la cartera (no por los precios, que también, sino más bien con los rateros, que están a la que salta) y con los romanos, que son unos truhanes y si pueden te la meten doblada ;-P
Saludos!