Desde hace al menos unos 10 años el concepto de los fabricantes pasó de ser teléfonos con cámaras al de cámaras con teléfono.
Cuando hablamos de un IPhone no hablamos de un teléfono sino de una cámara de fotos.
¿Cuál es la gran diferencia con una cámara de fotos?
Pues algo tan simple como mirar a través de un agujerito. El hecho de mirar a través de un agujero te produce la sensación de estar escondiéndote. Cuando te llevas una cámara al ojo te escondes. El móvil es todo lo contrario, es el estar expuesto permanentemente. Ese es el motivo por el que con un smarphone puedes hacer fotos en casi cualquier situación y con una cámara no.
Cuando tú te escondes la gente se pone nerviosa porque no te ve. Estás haciendo algo oculto, secreto. El smarphone es justo lo contrario y representa un ataque contra la privacidad que hemos aceptado.
Es más, mucha s personas repiten yo no tengo nada que ocultar, me da igual si mi teléfono me espía, no me creo especial ni interesante. Realmente no entiendo su bobería. La privacidad desde luego no es un asunto banal, no es siquiera optativo. Como si tú pudieras decidir si tenerla o no. Sin privacidad tú eres otra cosa. Tú ya no serías ni sujeto ni humano.
Creo que defender éste tipo de barbaridades forma parte de una respuesta adaptativa. Hemos banalizado la importancia que tiene la vida privada porque asumimos que carecemos del poder para preservarla. Desde luego la gente oye ese tipo de opiniones a algún líder y lo repite como un papagayo para sentar una distinción con los demás, como si la resistencia por seguir siendo sujeto fuera un acto narcisista.
Mi respuesta en esas conversaciones es que yo sí tengo algo que ocultar, yo si tengo cadáveres en mi sótano y alijos de droga, lo que me de a mi la gana tener.
Hacer fotos es jugar al escondite y construir una memoria. Con un smarphone no se lo que estamos haciendo, creo que el tonto, selfies mientras tenemos accidentes fatales. La fotografía puede ser un acto de resistencia contra la vida expuesta y cae continuamente en contradicciones con la necesidad de visibilidad. Del otro lado, hay gente que celebra la pérdida de lo privado como respuesta adaptativa. Es decir, asume la banalidad y la perversión como únicos verdaderos.
Para mi un buen fotógrafo es aquel que ha encontrado un muy buen escondite. Un lugar desde el que se ven las cosas de un modo sorprendente. Yo cuando abro ese fotolibro, accedo a ese lugar secreto y establezco una relación íntima.
El 60% de las fotos que veo aquí en el foro se pueden hacer con un Smarphone de 2015 y me sobra cámara.