Un desafortunado accidente que acabó con su preciada Fuji X100 fuera de combate, fue la excusa perfecta para practicar una morbosa autopsia a la cámara. Las siguientes fotografías son es el resultado de una curiosa operación practicada por el fotógrafo neoyorquino James Mahe, que tuvo la mala suerte de remojar su equipo fotográfico con agua salada. Todo por un percance con una tubería de drenaje en el supuesto «compartimento seco» del barco en el que viajaba.
En total son 130 tornillos, 50 trozos de cinta y hasta 152 componentes que James Mahe ha logrado desensamblar, todo bien aderezado con salitre marino. Por lo menos el accidente ha servido como una magnífica oportunidad de presentar al mundo las entrañas de nuestra preciada X100. Su siguiente objetivo: construir una especie de cámara-mutante abstracta con las piezas resultantes.
Más fotos y artículo original en la página de James Mahe.
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