Me encontré con esta entrañable señora en el interior de la catedral de Montpellier (Francia). Pese a sus muchos años, que se evidenciaban no sólo en su rostro iluminado por las velas, sino también por su andar lento, con los pies arrastrados, y por su postura encorvada, esta anciana se encargaba de la "puesta a punto" del templo antes de cada misa. Iba retirando las velas consumidas, limpiando la cera derramada y adecentando la catedral con el mismo mimo que si fuera su propia casa. Intercambiamos una mirada y una sonrisa, y tras la foto ella siguió a sus quehaceres, despacio, como si tuviera todo el tiempo del mundo por delante.
La sacristana by Javier García Blanco, on Flickr
Saludos