Durante mi viaje por el estado mexicano de Hidalgo (uno de los más auténticos del país azteca, todavía ajeno al turismo masivo), tuve oportunidad de visitar a un sanador espiritual o chamán que ofrecía sus servicios en una casita a orillas de la carretera próxima a la localidad de Acaxotitlán.
A pesar de ser un país mayoritariamente católico, buena parte de la población mexicana no tiene problema a la hora de dedicar sus devociones religiosas a santos y "divinidades" populares ajenas al santoral canónico, como la Santa Muerte o el "santo" Malverde, dos cultos que han ido ganando adeptos en las últimas décadas, especialmente entre las clases menos favorecidas, e incluso entre el narco.
También abundan sanadores y curanderos, como éste...