Los correfocs o "correfuegos" son muy populares en el mediterráneo occidental a lo largo de la línea que va en dirección Sur desde el Rosellón francés hacia Cataluña, Valencia y después gira al Este hasta nuestras Islas Baleares. Unos de los más populares son los que tienen lugar en Palma de Mallorca con motivo de sus fiestas patronales por San Sebastián, el 20 de Enero de cada año.
Ni que decir tiene que es una ocasión extraordinaria para poder hacer espectaculares fotografías con el fuego como protagonista, contando con los siguientes condicionantes: en lo personal, para estar dentro del follón hay protegerse muy bien con ropa que no arda y cuidar de cerrarse los puños, el cuello, y cualquier resquicio por donde pudiera entrar una chispa o un petardo; protegerse también la cabeza, la cara, los ojos y los oídos. También hay que estar dispuesto a aguantar empellones, codazos y golpes cuando se acercan los dimonis.
En cuanto a la cámara y toma de fotos, el reto está en que como las calles se apagan, la iluminación es escasísima . . . hasta que los dimonis encienden sus antorchas y bengalas, porque entonces se producen fogonazos muy bruscos y mucho humo. Esta circunstancia me llevó a elegir un ISO intermedio de entre 500 y 640, un objetivo gran angular de 24 mm, el diafragma a f2,8 y la velocidad a 1/30 segundos. El error que cometí fue el de llevar un objetivo autofoco y con mal enfoque manual, pues se me hizo muy difícil enfocar cuando en una fracción de segundo, se pasa de la oscuridad al deslumbramiento y el movimiento de la gente es frenético. Lo suyo hubiera sido montar en mi Sony A7 una de mis antiguas lentes manuales. Por supuesto hay que proteger también lente y la cámara al menos con el parasol, un filtro UV, una funda y cinta adhesiva gafer, así evitaremos algún que otro quemazo.
La fiesta es muy, muy divertida y quienes mejor lo pasan son los adolescentes que siguen a las collas de dimonis, bailando como enloquecidos y metiéndose bajo el fuego de las antorchas según se van encendiendo, todo ello al ritmo de batucadas de más dimonis. Las fotos que comparto, están trepidadas casi todas, lo cual no me importa mucho pues creo que dan una mejor idea del frenesí de la celebración . . .
Ni que decir tiene que es una ocasión extraordinaria para poder hacer espectaculares fotografías con el fuego como protagonista, contando con los siguientes condicionantes: en lo personal, para estar dentro del follón hay protegerse muy bien con ropa que no arda y cuidar de cerrarse los puños, el cuello, y cualquier resquicio por donde pudiera entrar una chispa o un petardo; protegerse también la cabeza, la cara, los ojos y los oídos. También hay que estar dispuesto a aguantar empellones, codazos y golpes cuando se acercan los dimonis.
En cuanto a la cámara y toma de fotos, el reto está en que como las calles se apagan, la iluminación es escasísima . . . hasta que los dimonis encienden sus antorchas y bengalas, porque entonces se producen fogonazos muy bruscos y mucho humo. Esta circunstancia me llevó a elegir un ISO intermedio de entre 500 y 640, un objetivo gran angular de 24 mm, el diafragma a f2,8 y la velocidad a 1/30 segundos. El error que cometí fue el de llevar un objetivo autofoco y con mal enfoque manual, pues se me hizo muy difícil enfocar cuando en una fracción de segundo, se pasa de la oscuridad al deslumbramiento y el movimiento de la gente es frenético. Lo suyo hubiera sido montar en mi Sony A7 una de mis antiguas lentes manuales. Por supuesto hay que proteger también lente y la cámara al menos con el parasol, un filtro UV, una funda y cinta adhesiva gafer, así evitaremos algún que otro quemazo.
La fiesta es muy, muy divertida y quienes mejor lo pasan son los adolescentes que siguen a las collas de dimonis, bailando como enloquecidos y metiéndose bajo el fuego de las antorchas según se van encendiendo, todo ello al ritmo de batucadas de más dimonis. Las fotos que comparto, están trepidadas casi todas, lo cual no me importa mucho pues creo que dan una mejor idea del frenesí de la celebración . . .
Última edición: