Dilemas éticos en la fotografía urbana

Algunos sabréis que hace tiempo me propuse un proyecto 52 llamado "Incomunicados", una serie en la que me proponía ilustrar la sinrazón de la comunicación moderna, mayoritariamente mediatizada. La cosa no fructificó debido a mi inconstancia a la hora de subir resultados a la red, pero se quedaron en el tintero unas cuantas fotos que considero interesantes y que ya decidiré qué hacer con ellas.

Entre todas las imágenes, hay algunas en las que retrato furtivamente a gente que ilustra bien el propósito de mi proyecto, pero con las que dudo de la ética de mi trabajo. Supongo que hay fotos en las que creo que no me gustaría mucho verme protagonista. Y reflexiono sobre el límite de la justificación cultural y la del derecho a la privacidad. No es fácil.


incomunicados-x por Jon Díez Supat, en Flickr

Esta foto no está en mi galería pública de Flickr, pero la publico en este círculo más selecto como muestra de mis reflexiones. ¿Qué opináis?
 
Si hiciera siempre eso, no podría haber hecho las fotos que he hecho... La naturalidad y la espontaneidad desaparecerían.
No sé, yo opino distinto. Obviamente jamás utilizaría la imagen de una persona para burlarme, desvirtualizar o faltar al respeto. Pero creo que, en la calle, tengo libertad de fotografiar las escenas que me llamen la atención, así como el señor tiene libertad de estar tocando su violín.
Otra cosa es que me dijeran específicamente que no quiere... Ahí prima el respeto y la borraría, claro. Pero no ante una reacción "negativa".

Pero bueno, son opiniones y todas son respetables. Faltaría mas!!

Un saludo.
 
Santburg dijo:
Me pareció tan grosero y tan absurdo, que reaccioné bajando la cámara y pillando una rabieta que (la santa de) mi mujer supo sofocar rápidamente.
Me quedé sin foto.

Pues recapacitando en casa llegué a la conclusión de que ESA foto, habría sido 20 veces mejor que la del señor tocando distraído, como las hay a millares. Esa foto mostraba una faceta humana de la que nadie estamos exentos... Mostraba la dureza de una vida complicada y la rabia del que podría haber sido víctima de "burlas" anteriores (lo mío era con todo el respeto del mundo. Incluso teniar preparadas algunas monedas para darle en cuanto la sacara).

Creo que mi reacción en el momento habría sido el mismo, me quedaría sin foto y con las orejas agachadas. Pero en el caso de hacerla, trataría de enseñarle la foto y darle unas monedas o más, teniendo en cuenta la circunstancia dada.
 
Santburg dijo:
...
Era un chico joven, poco mas de 30años, con las vestiduras y la tez bastante sucias causa de la dureza de la vida que imagino soportará, pero que tocaba maravillosamente. El caso es que me planté delante de él, me llevé la cámara al ojo y dejó de tocar, frunció el ceño y me levantó un dedo...

La reacción del músico es previsible.

Aunque hay opiniones para todos los gustos, unos de los principios más generalizados en fotografía callejera es evitar los mendigos, indigentes y artistas callejeros. Porque ellos no están en la calle por gusto, están por necesidad y además en una situación de desventaja social. Y el fotógrafo, de alguna forma, se aprovecha de su inmobilidad (tocando o mendigando) para fotografiarles. Son fotos demasiado fáciles, demasiado convencionales, demasiado vistas, demasiado dirigidas a tocar la fibra sensible del espectador.

Y no vale la excusa de que tratamos de hacer visible su situación, para que la sociedad conozca el problema. En realidad, lo que hacemos es conseguir una foto fácil.
 
FotoPrecios mínimos del día.
miguelde dijo:
Santburg dijo:
...
Era un chico joven, poco mas de 30años, con las vestiduras y la tez bastante sucias causa de la dureza de la vida que imagino soportará, pero que tocaba maravillosamente. El caso es que me planté delante de él, me llevé la cámara al ojo y dejó de tocar, frunció el ceño y me levantó un dedo...

La reacción del músico es previsible.

Aunque hay opiniones para todos los gustos, unos de los principios más generalizados en fotografía callejera es evitar los mendigos, indigentes y artistas callejeros. Porque ellos no están en la calle por gusto, están por necesidad y además en una situación de desventaja social. Y el fotógrafo, de alguna forma, se aprovecha de su inmobilidad (tocando o mendigando) para fotografiarles. Son fotos demasiado fáciles, demasiado convencionales, demasiado vistas, demasiado dirigidas a tocar la fibra sensible del espectador.

Y no vale la excusa de que tratamos de hacer visible su situación, para que la sociedad conozca el problema. En realidad, lo

Me sumo a este comentario.
 
Y no OS quito la razón en absoluto. Y sería así, de haber sacado la foto que iba a sacar (decir que cuando voy callejeando, hago fotos a todo lo que me llama la atención o considero interesante. Independientemente de si es un artista callejero, una anciana con su nieta o un perro persiguiendo a un gato).
De ahí el razonamiento de que la foto resultante a su reacción, ni habría tocado la fibra sensible, ni habría sido una foto que ataque a la pena, ni habría sido una foto típica.
A mendigos e indigentes si que no les tomo. Una, por respeto, y otra, porque no me parece algo "interesante" mostrar a una persona pasándolo mal sin tener un techo donde resguardarse... Pero creo que hablamos de situaciones distintas.
Bueno, al menos así lo veo yo. Ya digo que es cuestión de opiniones y de moral.

Los que hacen macro con apilamientos, se "aprovechan" de que el insecto está muerto y no por eso deja de ser interesante las imágenes que nos muestran...
 
Bueno, ahora lo que está de moda es hacer macros a bichos vivos, porque eso es una foto con dos webs...lo de fotografiar bichos muertos no tiene el más mínimo valor, a excepción de las fotos para libros técnicos o de zoología.


"Mucho equipo y poca maña"
 
Toda fotografía es explotación, sea del tipo que sea: paisaje, retrato de estudio, deportiva, callejera. Desde el momento en el que se pulsa el botón de la cámara aquello que está en frente del objetivo abandona el momento de la realidad en el que se encuentra para convertirse en una imagen, en un objeto por sí mismo. En la fotografía callejera muchas veces la imagen, una vez tomada, queda totalmente descontextualizada; por eso es importante hasta cierto punto qué es lo que se hace con la imagen y reflexionar sobre si con una determinada imagen podemos llegar a producir mal-interpretaciones. A veces lo interesante de la fotografía callejera es ese poder que tiene de extraer una imagen de la realidad y darle un significado completamente distinto, de hecho reconozco que los fotógrafos que más admiro son aquéllos capaces de producir imágenes de ese tipo, fotos de hechos lo más cotidianos posible pero que al encuadrarlos y objetivizar-los en la imagen se convierten en otra cosa...

Por otro lado están las series o el el ensayo fotográfico como manera de coger esas imágenes y volverlas a contextualizar, a veces cambiando el significado "original" (si es que tal cosa existe) que podría tener la imagen para adquirir uno nuevo dentro de la serie - algo que es un arte en sí mismo. En los ejemplos que puse antes, la obra de Robert Frank está plagada de fotos-cliché (y no cliché ahora, sino ya en su época) así como también fotos de clichés americanos. Mucha gente podría llegar a decir que algunas de esas fotos eran "fáciles" en si pero el jugo de ese trabajo está en presentarlas todas juntas y secuenciadas... y en el libro Yakuza de Gilden hay una imagen en la que se ve a un señor caminando con su mujer, los dos mirando a cámara de manera intimidante y él metiendo la mano derecha dentro de la chaqueta, como a punto de sacar de algo. Creo recordar otra entrevista de Gilden en la que él decía que ese hombre no era un Yakuza y que seguramente lo que estaba haciendo era cogiendo su cartera de dentro de la chaqueta, sin embargo al poner la foto en una obra dedicada a los Yakuza lo que el espectador concibe es que se trata de una imagen de un jefe Yakuza con su mujer y que el podría estar a punto de sacar una pistola o otro tipo de arma ante la cámara.

Para mi el hacer fotos en la calle es una manera de libertad de expresión y, al igual que sucede con la palabra escrita u oral, hay que saber diferenciar donde está la libertad de expresión en sí y donde está la calumnia y/o el insulto gratuito - lo cual no es nada fácil en absoluto de determinar y algunos argumentarán que incluso el insulto gratuito forma parte de la libertad de expresión...

Sobre las fotos de mendigos, indigentes, niños hambrientos y músicos callejeros estoy de acuerdo miguelde y me gustaría añadir además que en la mayoría de los casos lo que vas a conseguir es, básicamente, una foto de un mendigo, indigente, niño hambriento y/o músico callejero descontextualizada. Da igual que estén llorando de tristeza o enfadados y enseñando el dedo medio, la foto es, como dije al principio, la objetivación del sujeto y en el caso de la urbana, también la objetivación de su condición humana. Eso sucede tanto en las fotos que hago yo, como en la foto que puso Jon al principio del hilo como en cualquier foto de mendigo que haya ahora mismo en Internet. Claro, al tratarse de gente desfavorecida que viven en la calle yo entiendo perfectamente la reacción de ese músico, el cual seguramente ya ha pasado por esa experiencia (el que alguien lo fotografíe) muchas veces y el pobre pensará: "mira, otro gili que me quiere usar como carnaza de exhibición/twitter/instragram/facebook/etc". Y la reacción de la "comunidad de fotógrafos callejeros" no sería muy distinta para ser sincero.

A mi me gustaría que en algún momento llegase el día en el que ese tipo de fotos desapareciesen por completo, pero por el hecho de que ya no existe nadie a quien fotografiar en dicha situación. Mientras existan es necesario no mirar a otro lado, pero es muy importante tratar el tema con la delicadeza adecuada. Yo cuando veo a un compañero haciendo una foto a una persona desfavorecida siempre le pregunto lo mismo: "¿estás trabajando en una serie sobre el tema?", la mayoría responden que "no", y eso es lo triste, es el "coge y corre" que yo no veo tan mal con otras situaciones cotidianas pero no con esa (por lo dicho antes, por el factor de objetivación). Para trabajar en una serie necesitas pararte, hablar con cada una de esas personas, ganarte su confianza, etc. etc. Cuando vemos un buen documental sobre el tema no tenemos la sensación de que se están aprovechando de esas personas (y convirtiendolas en objetos con los cuales hacer negocio) sino de que nos están sensibilizando sobre el tema; pues ese debería ser el objetivo con determinados temas sociales, al menos, eso creo yo...

pd: jodó, tengo tendencia a la escritura ensayística, perdón otra vez por el ladrillazo este, jeje :)
 
Una foto macro con luces ultravioleta para detectar los y de noche cuando su "sangre" no les permite moverse tampoco debería tener demasiado mérito por esa regla de tres. La realidad es que el mérito es muy complicado de juzgar y por eso yo no lo hago.

Respecto a la fotografía callejera vuelvo a repetir que nadie tiene derecho al hacerme una foto sin mi consentimiento. Ni a mi ni a mi mujer ni a mis hijos. Hay países donde eso es lo más normal del mundo pero desde luego no en España. Yo adoro la fotografía callejera y es como nuestra selva particular pero los tiempos han cambiado y hay que asumirlo. Al final simplemente las fotos acaban en flirck o Facebook.

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No tengo ningún dilema ético en la fotografía urbana.
Lo que es cierto es que hay momentos y situaciones que nunca fotografiaré. ¿Cuales? Los que marca mi propia ética.
Un saludo
 
Jesu dijo:
No tengo ningún dilema ético en la fotografía urbana.
Lo que es cierto es que hay momentos y situaciones que nunca fotografiaré. ¿Cuales? Los que marca mi propia ética.
Un saludo

Mejor explicado imposible... No sé, yo no creo que haga daño ninguno en tomar una imagen de una escena que esta ocurriendo en la calle. Siempre y cuanto no sea "jocosa", burlesca, etc.
A parte de que yo tengo una forma de pensar muy concreta y definida y una persona es una persona. Me da igual que sea millonario, que sea extranjero, pobre o discapacitado. Si no hago una foto a una persona solo por su condición, estoy discriminándolo de algún modo, porque lo trato de diferente.

Que esté bien hecho o mal, no creo que nadie pueda decirmelo, pues la moral va inscrita en cada persona y yo lo hago desde el mas profundo de mis respetos.
Y lo dicho, si algún día me dice alguien que no le haga foto o si la puedo borrar, con gusto y respeto lo haré. Pero no antes...
 
Lo cierto es que raras veces se hace daño a nadie haciendo una foto, Richard Kalvar suele decir "lo único que hago es capturar fotones que de otra manera se perderían en el tiempo", una frase bastante romántica por cierto. Para mi, el daño, si es que se hace alguno, es aquel en relación con la intencionalidad del fotógrafo respecto a la imagen, como ya comenté antes, pero no con la imagen en si.

Yo desconozco como está ahora el tema de la legalidad y de los derechos del fotógrafo en España ya que hace ya algunos años que no vivo allí. Pero la última vez que lo miré, y de esto hace un año, la fotografía callejera, al igual que el fotoperiodismo, estaban amparados por la ley dentro del ámbito de la libertad de expresión. Creo que existía un supuesto en el cual, si la imagen era claramente denigrante y además la persona retratada solicitaba que la imagen fuese retirada, entonces el fotógrafo o editorial responsable de la publicación debía claudicar. Pero bueno, últimamente las leyes en España parecen cambiar tanto que no me extrañaría que acabase siendo prohibida. Por lo pronto, que yo sepa, uno de los tipos de imágenes más consumidos y demandados en España es aquel fruto de ese pseudo-periodismo alrededor del mundo del corazón, el cual se ampara bajo el mismo supuesto que el del fotoperiodismo tradicional (y el mismo bajo el cual se ampara la fotografía callejera) por lo cual dudo mucho de que sea ilegal.Puede que a algunos no nos guste el estilo, pero eso es otro tema, más personal, y que poco tiene que ver con los derechos individuales de cada uno - una pequeña charla con el fotógrafo debería dejar claro su intencionalidad.

La fotografía callejera en España es, ciertamente, bastante normal, tal vez no tan extendida como en otros países, pero desde luego que es una práctica normal. Cristina García Rodero lleva años practicando la fotografía callejera y documental (ganó en 1989 el premio Egene Smith por su proyecto de las fiestas populares españolas), el colectivo Calle 35 está haciendo una gran labor a la hora de dar visibilidad a una serie de fotógrafos que la llevan practicando desde hace tiempo, y hay más colectivos, algunos de carácter internacional, que incluyen fotógrafos españoles. La práctica en si de esta disciplina tiene historia en España, puede que sea una corta historia ya que casi toda se reduce a los tiempos de la democracia - con algún intento tímido durante la dictadura - pero la tiene, otra cosa es que haya tenido la misma visibilidad que la de otros fotógrafos extranjeros.

Yo estoy totalmente de acuerdo con el que los tiempos han cambiado y por lo tanto hace falta adaptarse a ellos. A día de hoy hay países del mundo en el que se están comercializando unos cacharritos muy pequeños que caben dentro de un bolsillo y capaces de hacer fotos y vídeo de una manera bastante disimulada (sí, son los móviles). En EEUU a día de hoy se está comercializando las famosas Google Glass... Con estos dispositivos sucede que aquél que quiere hacer una foto de una persona en un lugar público lo hará, y el menos sospechoso de "malas intenciones" es aquel usando una cámara ya que será el que menos se esconda y que más claras deje sus intenciones incluso antes de apretar el botón. Por eso a mi me parece importante que el debate sobre el dilema ético de este estilo de fotografía nunca se olvide. Todos los que nos adentramos en este estilo y lo practicamos a diario tenemos la obligación de educar en el respeto a los demás a aquéllos que estén por llegar, recordarles de que el estilo tiene una práctica histórica, que hay que estudiar a los que vinieron antes y que comprendan las motivaciones que les empujaron a desarrollar los distintos proyectos que llevaron a cabo. Es la única manera en la que los que la practicamos ahora podemos encontrar nuestra propia visión y ética.

En cuanto al medio en el que cual se publiquen/expongan, sea Facebook, Flickr, un libro o el MoMA de Nueva York me parece irrelevante. Yo prefiero el formato del libro porque ayuda a contextualizar las imágenes al mismo tiempo que las convierte en algo físico y tangible, pero es una elección personal, otros prefieren la gallería web. Hay que tener en cuenta que las peores imágenes de nosotros mismos normalmente se encuentran en sitios como Facebook/Instagram/etc publicadas por personas de nuestra confianza y tomadas en un entorno de consentimiento. El fotógrafo callejero, al menos el bien educado en la disciplina, no es el que publica dichas imágenes, así que deberíamos empezar por educar primero a las personas que nos rodean. Es una de las maneras en las que se puede llegar a evitar aberraciones como ese infame proyecto llamado "People of Walmart", un proyecto de dudosa intencionalidad y en el estoy seguro no ha participado ninguna persona con un mínimo de respeto por la fotografía callejera, sino personas con poco o nulo conocimiento de la disciplina empleando artilugios como móviles y Google Glass.
 
Alonso, un excelente "ensayo" que me he leído de cabo a rabo...y como dice Jon, "me ha hecho cavilar"

Y al igual que otras respuestas recientes, da que pensar.

Al final, resulta que soy tímido. Me planteo preguntar y me pongo nervioso, hacerlo antes...creo que pierdo la espontaneidad encontrada, buffff esto me va a resultar difícil. Tendré que hacer un esfuerzo porque realmente estoy de acuerdo con lo que comentáis.

Pero ¿es suficiente pedir permiso y enviarles las fotos? Eso no nos otorga los derechos de uso de la imagen si queremos hacer publica la fotografía (y no digo hacer negocio con ella)...¿?


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