Un virus antipático me había fastidiado ya la semana pero, por suerte, el jueves me ofreció su primera tregua. Armado de valor, paracetamol y una X-T20, decidí acercarme a Bilbao y asistir a la presentación de la Fuji GFX 50S. No podía faltar.
El escenario escogido fue el Centro de Fotografía Contemporánea de Bilbao, un punto de encuentro ideal para reunir a un puñado de fotógrafos elegidos y un advenedizo (servidor) en torno a la enésima maravilla de Fujifilm.
Más allá de la presentación comercial de rigor, se contaba con la presencia de Jerónimo Álvarez, fotógrafo de moda y retratista de «celebrities», que yo al menos conocía por haber hecho desfilar delante de su objetivo a lo más granado del pop-rock español de las últimas décadas.
De la intervención de Jerónimo escuchamos alabanzas predecibles a la excelente calidad de imagen y rendimiento a ISOs altos de la nueva GFX 50S, aunque más destacables me parecieron varios de los argumentos decisivos en su elección del sistema GFX:
- Necesidad de imágenes de alta resolución. Su trabajo abarca el mundo de la moda y encargos fotográficos donde es vital exprimir el máximo detalle en ampliaciones de gran tamaño. Por ello, los 50 megapíxeles son un arma esencial de esta cámara.
- Jerónimo me comentó que había trabajado con varios sistemas de formato medio previamente pero que con ninguno se ha sentido tan cómodo como con el de Fujifilm. La portabilidad del equipo, el poder cargar una cámara y tres lentes en una mochila con tres kilogramos de peso, saca a la calle un tipo de cámara habitualmente encorsetada en el estudio. Además de posibilitar la realización de sesiones en exterior, elimina la necesidad de la ayuda de asistentes.
- El obturador electrónico permite usar la cámara de manera silenciosa en escenarios donde la discreción es imprescindible. Por ejemplo, en rodajes de películas.
- De los objetivos utilizados, valora especialmente el estabilizador OIS del Fujinon GF 120mm F4 R LM OIS WR Macro, con el que ha sido capaz de disparar a pulso a 1/15, algo impensable en otros equipos de formato medio.
Durante la sesión práctica con una modelo, Jerónimo sometió a la GFX 50S a todo tipo de situaciones extremas: disparos a 12800 ISO, fotos subexpuestas y sobreexpuestas tres pasos para ser posteriormente recuperadas en el postproceso… La calidad de imagen se mantuvo a un nivel excelente en todas las situaciones, aunque especialmente pasmoso fue la demostración del espectacular rango dinámico de la cámara, recuperando con éxito las altas luces completamente quemadas de un rostro en Lightroom.
Probando la GFX 50S con el Fujinon GF 110m F2
Finalmente, pude cacharrear con la GFX 50S durante diez minutos. Decidí emparejarla a una de las ópticas más rotundas, un Fujinon GF 110mm F2 R LM WR de pre-producción, y me sorprendió agarrar un peso no muy diferente a mi último combo full-frame, una Canon 5D Mark II con el EF 24-105mm F4 L. A pesar de ser una cámara de un sistema nuevo, todo en ella me resultaba familiar, ya que la disposición de los controles, los menús y la inspiración de las formas eran muy similares a la Fuji X-T2.
De las fotos que saqué puedo decir que pequé de novato porque la mitad me salieron trepidadas o con el área de enfoque descolocado. Trabajar con el 110mm F2 del sistema GFX exige más músculo, pulso, concentración y velocidad de obturación que con el XF 90mm F2 R WR en un cuerpo APS-C de la Serie X. Para colmo, la resolución de 50 megapíxeles y la pequeña profundidad de campo obliga a afinar al máximo la puntería en el foco, de manera mucho menos flexible a lo que ya estoy acostumbrado en APS-C y 16-24 megapíxeles.
Una vez pillado el truco y tras poner a prueba la paciencia de nuestra modelo, pude sacar dos o tres fotos decentes:
Lo cierto es que la precisión y velocidad del autoenfoque, a pesar de ser sólo por detección de contraste, es realmente buena. Las sensaciones a este respecto fueron similares a usar una X-Pro1, al menos con la buena luz de interior que manejé durante todo el tiempo. Por otro lado, la nitidez del GFX 50S y el Fujinon GF 110mm F2 es muy alta desde su máxima abertura, con un bokeh espectacular… Son varios los que han criticado la escasa diferencia «cuantitativa» en el desenfoque generado con una óptica como el GF 110mm F2, en comparación con un 85mm F1.4 en formato completo, pero he visto varias fotografías en las que intuyo que la «calidad» de este bokeh propio del formato medio marca diferencias reales. Juan Casares, el formador técnico de Fujifilm España, se negaba a entrar en discusiones de taberna: «hay que verlo», me repetía.
Pero, ¿realmente todas estas bondades de la GFX 50S son suficientes como para justificar los 7000€ de precio del cuerpo? Mi opinión es que el reducido grupo de fotógrafos de alto nivel que buscan la máxima calidad de imagen, resolución, portabilidad y rango dinámico amortizarán la inversión con creces, ya que, sobre el papel, ningún otro equipo es capaz de dar tanto en el conjunto de estas variables. El sistema acaba de nacer, pero la línea de ópticas se va consolidando y las mejoras vía firmware comienzan a anunciarse. Poco a poco van apareciendo profesionales que deciden adentrarse en el mundo GFX aunque todavía es pronto para calibrar el éxito o no de Fujifilm en esta nueva aventura.
Me quedo con ganas de ver más fotos de ese 110 mm . Llegaste a probar el zoom?
No tuve tiempo más que de probar el GF 110mm F2 durante diez minutos y un par de fotos anecdóticas con el GF 120mm macro, para comprobar el buen comportamiento de su estabilizador óptico.
Vas a cubrir a la serie GFX también en el blog Jon?
Sí. Aunque el espacio que se le dedique será mucho menor que todo lo relativo a la Serie X.