Templos zen en Kamakura, con la X-H1 y el XF 16-55mm F2.8

La ciudad de Kamakura fue durante casi 200 años fue la capital de Japón y es conocida por la gran cantidad de templos repartidos por toda la ciudad. Se encuentra situada a unos 50 kilómetros al suroeste de Tokio, así que cogimos el tren para llegar a Kamakura.

Estación de Kamakura por Nacho Gutierrez. X-H1 + XF 16-55mm F2.8 R LM WR.
Estación de Kamakura por Nacho Gutierrez. X-H1 + XF 16-55mm F2.8 R LM WR.

Al bajar del tren, lo primero que te encuentras es un mapa con la situación de los 25 templos más importantes de Kamakura. Pero como solo íbamos a pasar un día allí, decidimos hacer visitas de calidad en vez de ir a la cantidad y nos centramos en los dos templos zen más importantes de la ciudad: el templo Engaku-Ji y el templo Kencho-Ji.

A pocos metros de la estación de Kita Kamakura se encuentra el templo Engaku-Ji, fundado en el año 1282. En el momento que subes la escalinata de entrada, te sumerges en un mundo completamente distinto. De repente el tiempo empieza a pasar a distinta velocidad, todo es tranquilidad y silencio, desde luego un ambiente que incita a la meditación.

Os aseguro que te puedes quedar sentado mirando a ese jardín zen y perder absolutamente la noción del tiempo.

Tras subir unas empinadas escaleras llegamos a la mayor campana de Kamakura, de más de 2,5 metros de altura. Data de 1301 y es Tesoro Nacional de Japón.

Campana de Engaku-ji por Nacho Gutiérrez. X-H1 + XF 16-55mm F2.8 R LM WR.
Campana de Engaku-ji por Nacho Gutiérrez. X-H1 + XF 16-55mm F2.8 R LM WR.

Después de casi 3 horas de visita (hay mucho que ver y que fotografiar) salimos de nuevo al «mundo real» y pusimos rumbo hacia el segundo templo del día. En el camino siempre te encuentras con algo que te llama la atención. Y aunque en Japón es habitual que se utilicen los vestidos tradicionales, a los occidentales todavía nos choca un poco (aunque después de unos días de inmersión cultural llegas a verlo como lo más normal del mundo)

Paseantes en Kamakura, por Nacho Gutiérrez.
Paseantes en Kamakura

Después de caminar una media hora (con parada para reponer líquidos), llegamos al templo más antiguo de Kamakura, fundado en el 1253: el templo Kencho-Ji. Al cruzar la imponente puerta principal, volvimos a tener esa sensación de calma y tranquilidad, a lo que ayudaba el hecho de que el templo estuviese prácticamente vacío.

Esta imagen nos llamó mucho la atención. Un monje escuálido, un penitente en los huesos que nos habla de la necesidad del abandono de las pasiones mundanas, e incluso de las necesidades básicas (como en el caso del ayuno) para alcanzar el camino de la iluminación. Realmente impresiona verlo de cerca.

Si el jardín del primer templo nos gustó, este acabó de maravillarnos. Las ventanas que veis a la derecha de la imagen dan a una sala que está habilitada para que los visitantes se mezclen con los monjes y puedan disponer de un espacio para meditar durante el tiempo que necesiten. Simplemente sentarte en una de las colchonetas, o en el tatami directamente, y disfrutar de la paz que se respira allí es una experiencia difícil del olvidar.

Si después de la caminata que llevas te dicen que cruzando estos guardianes del camino te quedan más de 300 escalones (yo creo que eran más de 500) para subir a la zona más alta del templo, y pese a todo decides echar el resto y subir, te encuentras con un ejercito de luchadores que protegen las construcciones y que disfrutan de una vista como esta:

Al bajar de la montaña, una pequeña imagen brinda su protección y gracia a los visitantes y peregrinos que por allí pasan.

Después de la paliza que nos dimos viendo a fondo sólo 2 de los templos, nos fuimos al centro de la ciudad para comer y descansar un poco. Pudimos pasar brevemente por el templo Tsurugaoka Hachimangu, el principal templo sintoísta de Kamakura. Lamentablemente estaba muy concurrido y con actos protocolarios, así que poco pudimos hacer, salvo un par de fotos a los barriles de sake que tienen como ofrendas y a la vista que tienes desde la parte alta del templo.

Sí, había mucha gente, pero con paciencia y Photoshop todo tiene arreglo, jejeje.

Usando la Fuji X-H1 y el XF 16-55mm F2.8 como combo viajero

Aunque durante mucho tiempo he trabajado exclusivamente con objetivos fijos, a este viaje me llevé la Fuji X-H1 con el  XF16-55mm f2.8 R LM WR con la idea de no quitarlo de la cámara salvo en ocasiones puntuales que necesitase el Fujinon XF 90mm F2 R LM WR. Es cierto que hay soluciones más livianas y que con 2 ó 3 fijos puedes hacer cualquier cosa, pero quería probar el zoom de Fuji en un viaje. Además, cuando vas con más gente y no siempre tienes el tiempo suficiente, la comodidad de no tener que cambiar de objetivo se agradece. En este caso, todas las fotos que veis en el artículo están hechas con el zoom.

El conjunto de la X-H1 con el 16-55 hace un conjunto muy equilibrado, con protección ante el polvo y la lluvia (lo que agradecí mucho un día que estuvo lloviendo durante la mayor parte de la jornada), y el estabilizador de la cámara acaba de rematar permitiendo fotos a velocidades muy bajas. Es cierto que se va a los 1.300 gramos, pero con una correa cruzada al hombro se lleva bastante bien.

Acerca del procesado

Ya a la vuelta a casa llega el trabajo de descargar e importar la fotos a Capture One Pro, el programa que llevo utilizando desde hace tiempo y que para mí es el que mejor rinde a la hora de sacar el máximo partido a los archivos RAW de cualquier cámara, y en particular de los de nuestras Fuji.

Siempre procuro dar una edición uniforme a cada viaje en general para que tengan un aspecto parecido entre ellas y singular con respecto a otros viajes. En este caso, el revelado ha sido bastante sencillo:

  • Simulación de película CLASSIC CHROME.
  • Recuperación básica de luces y sombras.
  • Ajuste de balance de blancos buscando esa uniformidad de la que hablaba.
  • Exposición, contraste, brillo y saturación lo que vaya “pidiendo” cada foto.
  • Para dar un poco de luz a los tonos medios, utilizo la curva LUMA.
  • Claridad y Estructura con valores medios, incluso tirando a altos.
  • Por último, el balance de color es el que la da el último toque personal. En este caso he utilizado una especie de proceso cruzado, dando una tonalidad turquesa a las sombras, también turquesa a los semitonos (pero con menos intensidad) y un tono cálido-anaranjado a las altas luces.

Hasta aquí la visita a Kamakura. Espero que os haya gustado la serie. He intentado transmitir y poder compartir con vosotros lo allí vivido, aunque resulta complicado hacerlo con palabras. Os aseguro que me ha costado hacer la selección y he procurado elegir de forma que mostrase lo mejor posible la visita. Posiblemente a otra hora la luz hubiese sido mejor para un reportaje fotográfico en condiciones, pero nos tocó un día con una luz durísima que me ocasionó más de un quebradero de cabeza para conseguir algo decente.

Última actualización el 2024-11-21 / Enlaces de afiliados / Imágenes de la API para Afiliados

Nacho Gutiérrez
Nacho Gutiérrezhttp://www.nachogutierrez.photo/
"Ingeniero de formación y fotógrafo de vocación, siempre pegado a una cámara. Autodidacta convencido. Mis inicios en la fotografía fueron principalmente en el ámbito de la naturaleza con tímidas pruebas en el retrato y la "street photography", facetas que han ido tomando fuerza en mi evolución. He realizado colaboraciones abarcando distintos ámbitos como publicidad y producto (Distribución Quincenal DQ), interiorismo y decoración (Singulares Mag), moda (streetstylemadrid.com), o elaborando la imagen de portada del libro "La chica de la talla 44". También he hecho pequeñas incursiones en el mundo del teatro como fotógrafo de escena para "Pasen y vean" y "El techo de cristal". Como labor de carácter altruista colaboro con la ONG "Tierra de hombres" ejerciendo de fotógrafo en galas y eventos de la asociación."

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2 Comments
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Matias
Matias
23 enero, 2020 00:49

Excelente nacho! Gracias por compartir y poder transmitir el viaje. Saludos

Nacho Gutiérrez
23 enero, 2020 10:13

Muchas gracias!