Decía Miguel Ángel que la obra estaba ahí, en el trozo de mármol. Que él sólo le quitaba lo que sobraba. La primera vez que la vi, yo tenía 16 años, e iba con el viaje de fin de curso de COU. Estábamos en una visita organizada a la Basílica y al Museo, y allí se fueron todos mis compañeros. Cuando volvieron de la visita, yo aún continuaba delante de la imagen. ( Era el año 1971, y aún no había sufrido el atentado, por lo que no estaba tras la vitrina) Esta fascinación por la Piedad de Miguel Ángel ha durado toda mi vida, hasta tal punto que todos los espectáculos teatrales han llevado siempre en algún momento del mismo una composición similar. Era como una especie de firma, y los que me conocen, siempre la andan buscando en mis trabajos...